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La rebelión en los partidos que ha removido cuatro gobiernos de la Safor

En Palma provocaron un cambio de gobierno y en Beniflà un edil impedirá que se cumpla el pacto

Carmelo Orozco, Mari Trini Miñana, Federico Bañuls, Gustavo Morant y José Ripoll. | LEVANTE-EMV

La salida de Carmelo Orozco, concejal del PP, del Gobierno local de Beniflà, ha desatado una tormenta política en el municipio. Su decisión de pasar al grupo de no adscritos sin dejar el acta, como ayer publicaba Levante-EMV, podría impedir que la portavoz de Ciudadanos, Trini Ramiro, sea elegida alcaldesa, como así debería ser dentro de seis meses en virtud del pacto de gobierno firmado entre los dos partidos para la legislatura.

La de Orozco es una nueva muestra de que, en ocasiones, los intereses de los partidos y los de las personas que los conforman siguen caminos totalmente opuestos. En lo que va de legislatura cinco municipios han visto quebrada su estabilidad política por la rebeldía de concejales y concejalas con las marcas bajo las que estamparon sus nombres en las papeletas que se utilizan para las votaciones.

Uno de los casos más sonados fue el de Palma de Gandia. La actual alcaldesa, Mari Trini Miñana, y el número dos de la lista socialista que ella encabezaba, David García, decidieron dejar de lado el grupo municipal del PSPV para pasar a ser no adscritos. La decisión vino precedida del anuncio de que las concejalas del PP, con la exalcaldesa Teresa Catalá al frente, darían su apoyo a Miñana, que fue la candidata menos votada en los comicios, en el pleno que debía investir nuevo alcalde tras el fallecimiento de Inmaculada Escrivà, de Compromís, que ejerció el cargo unos meses.

Así, la localidad tiene actualmente una alcaldesa sin grupo municipal. Esta situación ha derivado en otro asunto que en las últimas semanas ha ido publicando este periódico, en el que los concejales de Compromís intentaron comprar a David García para volver a recuperar el gobierno de la localidad ofreciéndole un sueldo público. Todo ello está ahora en manos de la Fiscalía, que deberá decidir si ve o no delito en esa actuación.

Tras 20 años de gobiernos populares en Ròtova, Compromís lograba la mayoría absoluta que le permitía dar un vuelco en el municipio. Jordi Puig accedía a la alcaldía en la tercera ocasión que se presentaba como candidato. Se las prometía felices pero la alegría duró poco y enseguida se dio cuenta de que gobernar no iba a ser precisamente un camino de rosas.

Unos meses después el inicio de la legislatura, las discrepancias internas con el concejal Gustavo Morant le llevó a firmar un decreto con el que le retiraba todas sus competencias en Cultura, Comunicación, Transparencia y Turismo. Al mismo tiempo, otra edila del Ejecutivo local, Ana María Puig, disconforme con esta decisión, decidió renunciar a su cargos como responsable de Urbanismo y Juventud, dejando al gobierno de Puig con una minoría de tres concejales de un total de 9 que hay en la corporación.

Mucho menos duró en idilio en Piles entre el candidato de Compromís a la alcaldía, Federico Bañuls, y la marca por la que había concurrido. Como trasfondo, la aceptación por parte del concejal de la delegación de Deportes que le ofreció el alcalde, David Morant, de Independents per Piles (IxP). Este partido, aunque ganó las elecciones, no obtuvo mayoría absoluta y, aunque negoció con varios partidos, no logró el apoyo de ninguno. No fue así con la persona de Bañuls. Cuando este aceptó el cargo, su partido, Compromís, le pidió que lo rechazara. Ante esa situación anunció que dimitiría como concejal pero después rectificó y pasó al grupo de no adscritos, dando la mayoría que necesitaba IxP para gobernar. Eso fue en verano y se convirtió en el primer tránsfuga de la legislatura.

En Villalonga también se marchó por discrepancias un concejal del PP. En este caso, no modificó ningún gobierno ni lo dejó en minoría, porque también renunció al acta de edil. José Ripoll dejó la corporación al no estar de acuerdo con el proceso que se estaba llevando a cabo para completar la oposición a dos plazas de Policía Local. El exconcejal sospechaba que estaba amañado y decidió abandonar por coherencia. Su puesto lo ocupará Eva Garrigós, que es hermana del número uno del PP y futuro alcalde, Román Garrigós. Villalonga es el municipio con el pacto más exótico, donde conviven Compromís, PP y el partido que crearon dos concejalas tránsfugas del PSOE en la pasada legislatura.

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