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Opinión

el ‘actual’ 16-o

el ‘actual’ 16-o

El pasado sábado la COESPE (Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones) convocó una manifestación que recorrió el centro de Madrid. Es posible que el activismo de un grupo, cada vez más numeroso, de «abuelos» provoque en algunas personas la indiferencia, incluso en ocasiones una sonrisa despectiva. Quiero entender que es el desconocimiento, cuando no la apatía, la que provoca estas reacciones.

Este grupo representa la potencialidad de la experiencia en su ocaso. Me explico. El hecho de tener una cierta edad no incapacita para ver las cosas de una determinada manera, ya que la experiencia y la memoria (aunque se diga que con la edad se pierde) y esa valoración de la realidad en que nos encontramos da lugar a que sean imprescindibles algunas reivindicaciones que la mayoría de las veces nos atañen de forma indirecta. Esas valoraciones citadas más arriba debieran pasar por el crisol de la racionalidad para poder realizar una justa valoración de aquello que juzgan con tanta premura.

Solo falta que nos tilden de populistas, ya que es el calificativo que en ocasiones se utiliza, incluso en algunos medios de comunicación, para deslegitimar ciertos movimientos que persiguen acciones de gobierno populares sin querer tomar ninguna medida que vaya en contra del Estado Democrático. En nuestro caso es cierto que intentamos ser «populares», ya que lo que defendemos va en beneficio de la mayoría deseando que todo el mundo trabaje en la misma dirección.

Lógicamente siendo un grupo en defensa de las pensiones nuestros objetivos van en ese sentido, aunque no únicamente, ya que la calidad de vida no solo depende del dinero, hay muchas más cosas como la sanidad, la dependencia, el respeto hacia todas las personas en las instituciones y los servicios básicos, fundamentales para nosotros pero también para el resto de ciudadanos. Si bien lo miramos el mayor apartado sobre las pensiones se refiere a la gente que todavía está en activo, como reivindicar el mantenimiento del Sistema Público de Pensiones (evitando su privatización) exigiendo sean garantizadas por los Presupuestos del Estado, evitar que se alargue la edad de jubilación, favorecer una jubilación anticipada sin penalizar. Dentro de este capítulo lo que más nos atañe es la actualización de la pensión con el IPC y, sobre todo, que tanto las pensiones mínimas (llegando a los 1.020 euros) como la brecha de género sea resuelta de manera que las personas puedan vivir dignamente. Solo eso sería suficiente para justificar nuestras reivindicaciones, pero la realidad es que van mucho más allá.

Se habla de la economía global y en este contexto todo está relacionado lo cual explica nuestros objetivos. Con el planteamiento actual de la «caja de las pensiones» es imprescindible una reforma laboral, razón por la que abogamos por la derogación de las reformas del 2011 y 2013 que, aunque a muchos se les llena la boca diciendo que disminuyeron el paro, lo que realmente consiguieron fueron salarios de miseria y precariedad, dando lugar a que muchos trabajadores no puedan llevar una vida digna. Todo este colectivo, que debe llenar la «caja» con sus cotizaciones para las próximas pensiones, será difícil que lo consiga mientras se mantengan las condiciones del mercado laboral.

Al reivindicar la Sanidad pública y de calidad podría parecer que «arrimamos el ascua a nuestra sardina», pues quizás seamos mayormente tributarios de esta asistencia que la gente más joven, pero no se olviden, ante la ola de privatización o, lo que es lo mismo, de no invertir lo suficiente para mantener esta asistencia de calidad puede provocar lo que mucha gente joven y de mediana edad no ha vivido en sus carnes, pero sí lo puede haber oído de países teóricamente ricos, donde mucha gente se ha quedado endeudada a raíz de los servicios médicos que ha provocado el actual coronavirus. Pero no hace falta irse al extranjero, solo basta recordar lo que algunos que todavía vivimos cuando la enfermedad de un miembro de una familia (acomodada) provocaba la ruina de dicha familia. Qué decir de aquellos que no se podían arruinar por carecer de lo más elemental. La defensa de este sistema comporta un beneficio para todos independientemente de la edad.

Podríamos estar relatando situaciones que no solo afectan a los mayores como los precios de la luz, las vergonzosas colas de los bancos...

Existe otra situación desconocida por muchas personas. Me estoy refiriendo a aquel mantra que propagaron los interesados en cargarse las pensiones públicas con la intención de que se convirtieran en privadas diciendo: «no hay dinero». Y tanto que no había, porque había sido detraído por los gobiernos de las arcas de la Seguridad Social con gastos indebidos, desviaciones hacia otros menesteres en cantidades escalofriantes. Precisamente la principal reivindicación de la manifestación referida era exigir una auditoría de la Seguridad Social que, como se puede entender, va a afectar a todos. En alguna ocasión he oído que nosotros, a nivel local, no tratamos de temas comarcales sino nacionales, y yo me pregunto qué puede ser más local que defender a las personas de nuestra comunidad.

Por todo lo anterior creo que cuanto menos somos merecedores de respeto, y desearíamos vernos apoyados por todos aquellos que sin darse cuenta van en contra de ellos mismos. Todos los días debieran ser el 16 de octubre.

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