En la Marina Gandiense, el servicio de autobús que comunica el Real con el Grau y la playa, atravesando todo el núcleo urbano de Gandia, no salen del asombro ante los ataques, al menos dos, que han sufrido los vehículos por parte de grupos de personas, aparentemente menores de edad.

La primera vez se consideró una anécdota. Ocurrió la pasada Navidad cuando uno de los vehículos que circulaba en las inmediaciones de la rotonda de l’Alqueria Laborde, donde también se encuentra el Centro de Atención Integral Sant Francesc de Borja, recibió el impacto de piedras y naranjas, entre otros objetos. Aquella acción rompió los cristales, con el lógico sobresalto del conductor y los viajeros.

Ahora ha sido ya dentro del casco urbano de Gandia, y de la sorpresa se ha pasado a la incredulidad. El autobús de la Marina Gandiense circulaba de noche por la plaza del Jardinet y, pese a la presencia de personas en las calles, fue objeto de otro de estos ataques. El hecho de que l’Alqueria Laborde y el Jardinet estén cerca induce a pesar que se podría tratar de las mismas personas y que podrían haberse tomado este incidente como una diversión, sin duda con elevado riesgo para los viajeros porque, como ocurrió en Navidad, también quedó destrozado uno de los cristales del vehículo.

La policía ya lo investiga

El conductor ha puesto los hechos en conocimiento de la empresa y ayer, consultados por este periódico, responsables de la Policía Local de Gandia indicaron que llevarían a cabo una investigación para tratar de averiguar la autoría y, en su caso, adoptar las medidas necesarias para que incidentes de esa envergadura, en los que afortunadamente no ha habido heridos, no se vuelvan a producir.