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Tribuna

Los azudes del Serpis, patrimonio histórico a conservar

El azud de Morú, uno de los que se encuentran en el tramo del río Serpis entre Villalonga y l’Orxa. levante-emv

Desde el conocido como azud d’en Carròs, en el término de Villalonga, transformado por los regantes de los pueblos del margen derecho del río Serpis, hasta el término de l’Orxa, existen una serie de azudes que ya forman parte de nuestra historia. Quien tenga el placer de contemplarlos podrá apreciar una arquitectura en piedra digna de admiración que se encuentra mimetizada con el paisaje del Serpis. Azudes que, construidos para diversos aprovechamientos, son desde el punto de vista histórico y estético-arquitectónico tan importantes como las protegidas chimeneas de ladrillo de antiguas industrias valencianas.

Este patrimonio en piedra, que no distorsiona el discurrir del caudal del río, pretenden demolerlo desde posiciones dogmáticas por parte de personas que se creen imbuidas de la verdad absoluta, por razones presuntamente medioambientales. Son una serie de argumentos disfrazados de cientifismo totalmente falsos.

Lo primero a señalar es que a estos talibanes del falso ecologismo no les importa destruir este patrimonio histórico ni que se destine dinero público, cuando el Estado está endeudado y faltan recursos en sanidad, a que maquinaria pesada entre en el río Serpis para arrancar las losas de piedra trabajadas por nuestros antepasados y que como un puzle artesanal forma nuestros azudes.

Para ello este talibanismo presuntamente cientifista no duda en lanzar falsedades, como que los peces y las anguilas no circulan libremente por el río, al impedirlo los azudes. Los que vivimos allí tenemos comprobado desde siempre cómo los barbos y las anguilas circulan libremente por el cauce.

También señalan que existe falta de conectividad fluvial por la obra de nuestros antepasados, obviando estos talibanes que gracias a los regantes de la Safor, que pagaron con su dinero la presa de Beniarrés (no es una presa pagada con dinero público) existe un caudal todo el año en el Serpis que da vida al mismo. Es falso que los azudes afecten a la calidad de las aguas y provoquen mal estado del río. La calidad de las aguas ha mejorado al desaparecer industrias contaminantes. Es una necedad atribuir ello a los azudes.

El artículo publicado por Pere Merino en este mismo diario es un cúmulo de falsedades con la intención de provocar la demolición de nuestros azudes, lo que va a producir lo contrario de lo que él señala, más fuerza del agua cuando haya crecidas y, consiguientemente, más erosión.

Invoca falsamente un derecho comunitario, pues el buen estado ecológico de las aguas depende principalmente de los vertidos humanos y pretende confundir este hecho atribuyendo la culpa a los azudes. Y hace referencia a estudios realizados desde posiciones dogmáticas falso-conservacionistas.

Y una falsedad más que acabamos de comprobar con las recientes lluvias y las crecidas del Serpis: el aumento de la lámina de agua en los azudes no provoca mayor inundación porque esa es una situación temporal.

Es digno de alabar la protección de los azudes que realizan los ayuntamientos de l’Orxa y Villalonga, al igual que el de Palma de Gandia con el azud del Vernissa. Todas sus argumentaciones pueden debatirse públicamente para demostrar las falsedades de quienes piden retirar esas estructuras. Además, se puede comprobar in situ recorriendo el cauce del río. Los que disfrutamos realizando asiduamente la ruta del Racó del Duc lo sabemos y lo vivimos, y los azudes conforman un paisaje armonioso a lo largo del Serpis.

El fanatismo disfrazado de falso cientifismo no tiene dudas en proponer la destrucción de esos monumentos, como son los azudes del Serpis, igual que la ignorancia disfrazada de modernidad ha destruido monumentos a lo largo de los últimos doscientos años. Mientras los azudes del río Turia son protegidos y se defiende su hermosa arquitectura y su historia, el grupúsculo que existe detrás del citado señor pretende destruir parte de nuestra historia.

Dejen en paz al río Serpis y respeten el patrimonio histórico de nuestros antepasados.

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