Los poco más de diez meses que quedan hasta las próximas elecciones municipales no serán fáciles para la gestión del día a día en el Ayuntamiento de Villalonga. Con la salida de Compromís del grupo de seis concejales (junto al PP y a Fer Poble) que firmaron el pacto de gobierno en 2019 para impedir que el socialista Enric Llorca fuese alcalde, ahora todo el peso y responsabilidad de la gestión recae, precisamente en PP y Fer Poble, con sus dos líderes al frente, el alcalde Román Garrigós y la concejala de Personal, Alicia Gomis.
El alcalde ya mostró la pasada semana su incredulidad por la renuncia de los ediles de Compromís a seguir formando parte del Gobierno y consideró que, en cierta medida, eso suponía una vulneración del pacto firmado en junio de 2019. Román Garrigós incluso reprochó a los nacionalistas que durante los dos años en que Domingo Garcia ejerció el cargo de alcalde el PP le respaldara en sus decisiones y que ahora renuncien a hacer lo propio.
En la clase política local lo que impera es que esta actitud de Compromís tiene mucho que ver con un intento de desmarcarse del PP y de Fer Poble de cara a la próxima campaña electoral y que la lista que se forme para los comicios de 2023 no se relacione tan directamente con el apoyo a un gobierno con los populares y completamente alejado del llamado «Pacte del Botànic» que, a lo largo y ancho de la Comunitat Valenciana, propició acuerdos entre nacionalistas y socialistas.