Las tragedias que se generan en los accidentes de tráfico son, casi siempre, materia de estadística. Pero detrás de los números hay familias y personas que quedan rotas para siempre. Ese es el caso del ocurrido este pasado lunes en Castelló de Rugat, donde primero murió Javier Monllor, un joven de 27 años, concejal del Ayuntamiento de Montaverner. Ayer se supo que las víctimas mortales se elevan a dos, porque los médicos que se esforzaron por salvar la vida a un vecino de Gandia, Juan Carlos García Navalón, de 43 años, no lo pudieron conseguir.

Se trata del hombre que iba en una furgoneta junto a su hermano, de 37 años, y el hijo de este, de 23, y que quedó atrapado tras el brutal choque con el camión conducido por la otra víctima mortal. Ahora se investiga si invadió, y por qué, el carril contrario.

El relato realizado por familiares del hombre de Gandia revela las trágicas circunstancias de lo ocurrido, escenas que se repiten una y otra vez en las carreteras. 

Juan Carlos García, un empresario muy conocido en Gandia y en otros municipios valencianos que se dedicaba a la construcción de piscinas, permaneció consciente durante las larguísimas dos horas transcurridas hasta que fue rescatado y trasladado urgentemente al hospital Francesc de Borja de Gandia. Tras el choque frontal, cuyas causas está investigando la Guardia Civil de Tráfico, no pudo escapar del amasijo de hierro en que se convirtió el vehículo. Su hermano trató de ayudarle para salir de allí, pero no lo lograron hasta que llegaron los equipos de bomberos.

Ofrecía trabajo a vulnerables

«Estaba tan consciente que Juan Carlos aún preguntaba por su hermano, al que rabiando de dolor le pedía perdón y le decía: te quiero hermano, te quiero», señalan a este periódico Mari Cruz García y Ana Gabriela Garrigós, hermana y prima, respectivamente, del hombre fallecido. Ana añade que, cuando ya pudo ser atendido, los médicos hicieron todo lo posible por parar las profundas hemorragias internas que sufrió en el aparatoso accidente.

«Toda su familia ha quedado deshecha, rota de dolor, y va a tener que intentar sobrevivir sin esa persona tan maravillosa que era Juan Carlos», añaden las dos mujeres, destrozadas por la tragedia y que piden que se aclaren las circunstancias del accidente.

«Era hijo, hermano, marido, padre de tres hijos, primo, tío, sobrino, amigo, una persona maravillosa, buena y cariñosa, que vivía por y para los suyos», señala Ana Gabriela. Mari Cruz incluso recuerda que trataba de ayudar a personas vulnerables dándoles trabajo para que pudieran encontrar un medio de vida digno.

Son relatos que permiten, una vez más, poner voz y sentimiento a esa silenciosa tragedia que, cada día, se produce en las carreteras. Hombres y mujeres que pierden la vida, o resultan gravemente heridas en un intervalo de segundos y que sumergen en la desesperación a sus familiares y amigos. Un dolor inmenso que Mari Cruz y Ana Gabriela han querido hacer público a modo de homenaje a Juan Carlos.

CV-60: Temor pese a ser una carretera sin interrupciones

El empresario gandiense Juan Carlos García Navalón eleva a 9 las víctimas mortales producidas desde 2010 en el tramo de la CV-60 situado entre Terrateig y l’Olleria, donde, además, se producen más de 20 accidentes de tráfico al año con consecuencias graves o muy graves. Este hecho ha generado un cierto temor entre usuarios, como señalan a este periódico algunos de ellos. Lo extraño es que, en todo ese tramo, no existe ni un stop, ni un cruce el ‘T’ ni curvas peligrosas. Ahora bien, sí se dan cambios de rasante importantes y, en invierno, son más frecuentes que en la costa los días de niebla intensa. En este último accidente, con dos fallecidos, lo que ocurrió es que uno de los vehículos invadió el carril contrario.