Telmo Gadea Boix | Presidente de la Federació de Falles de Gandia.

«La vida es demasiado importante para llegar al juzgado por las fallas»

Le queda la recta final de las que serán sus últimas fiestas falleras al frente del colectivo que aglutina a las 23 comisiones de la ciudad y cerrará casi una década al frente de la FdF

«La vida es demasiado importante para llegar al juzgado por las fallas»

«La vida es demasiado importante para llegar al juzgado por las fallas» / Toni Álvarez Casanova. Gandia

Telmo Gadea pone punto y final a un mandato que ha sido más largo de lo que esperaba. Los estatutos de la Federació de Falles de Gandia fijan en dos legislaturas el máximo que puede estar una persona en la presidencia. Sin embargo, en su caso han sido nueve debido a que se alargó un año por el parón de la pandemia de la covid. Cierra una etapa rara, en la que ha tenido que luchar contra la propia crisis sanitaria, un abultado impago del IBI del Museu Faller y dos procesos judiciales en los que se han visto envueltas dos comisiones con la propia Junta Local. Pese a todo, lo deja satisfecho y destaca todas aquellas cuestiones que se han conseguido durante estos años, especialmente en su intento por mantener la esencia de las fallas.

¿Qué balance hace de sus nueve años al frente de las Fallas de Gandia?

Hago una valoración muy positiva. En clave personal me ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente. Ha sido una maravilla sacar 16 falleras mayores, que al final son ellas y sus familias y, por tanto, desde ese punto de vista personal el balance es espectacular. Han sido años en los que se ha tenido que trabajar mucho, hemos tenido que luchar contra muchas cosas que no estaban en el plan de trabajo, una de ellas es la famosa pandemia, que venía sin libro de instrucciones. Hemos tenido que luchar también contra el pago del IBI y con muchos asuntos que no habíamos planificado. Pero, pese a ello, hemos conseguido cosas que el tiempo pondrá en valor, como la catalogación de las Fallas de Gandia como Fiesta de Interés Turístico nacional y que el acto más importante para celebrar la declaración de las Fallas como bien inmaterial de la Unesco, después de València, se hizo en Gandia. Además, el Foc i Flama es el único libro fallero de la Comunitat Valenciana que es bien de Interés Turístico.

Y después de aquella pandemia ha llegado una explosión del censo fallero, cada vez hay más gente en las comisiones.

La verdad es que todo el miedo de aquel momento a que se resintieran las fallas ha quedado diluido. Hay cosas que son incontestables como el acto de la Crida, que estuvo a rebosar de gente, lo mismo que las cabalgatas, que estaban llenas y tenemos problemas para buscar lugares para ubicar a tanta gente, por tanto no parece que la pandemia haya tenido un efecto directo negativo, sino todo lo contrario, ha generado un efecto rebote en el que la gente necesitaba alegría, felicidad, y la falla ha sido un espacio espléndido para ello.

Como presidente, ¿qué le ha quedado por hacer?

Yo he hecho lo que he podido, con éxitos y errores. Sí que es verdad que había un tema importantísimo que era el Museu Faller, que incluso en los peores tiempos de la pandemia, cuando estuvo dos años cerrado, se ha conseguido mantener y no despedir a los trabajadores. Pero la lucha que hemos tenido día a día por salvar ese museo se debe acabar en algún momento y creo que el ayuntamiento debía dar un paso al frente y, de hecho, las promesas eran esas. Se llegó a anunciar que se quedaba la gestión del Museu y eso no ha pasado, aunque reconozco que ha realizado importantes aportaciones para su mantenimiento. Realmente, es un espacio demasiado grande y costoso para que las fallas tengan que estar pendientes de él.

¿Cómo han cambiado las fallas de Gandia en estos nueve años?

Yo he notado un cambio de la gente que me rodea. En este espacio de tiempo ha entrado gente a encabezar las fallas que cuando yo entré eran de la comisión infantil. Es una nueva generación que tiene otras formas de ver la falla, sobre todo en el tema festivo y, por edad, es normal que no sea el mismo que tengo yo.

Mejor o peor?

No es una cuestión de bien o mal, sino que es diferente. A mí me gusta una versión muy tradicional de la fiesta, en la que no nos podamos librar de las cosas que nos hacen ser fallas y no ser sedes fiesteras. Es cierto que hay un movimiento muy importante, sobre todo en Especial y Primera, de intentar hacer los mejores monumentos, pero yo me he esforzado también el tema de la pirotecnia, por ejemplo. Aquí no existía una «despertà» popular, ni la la Nit del Foc. Todo eso, al final, es ADN fallero y valenciano. Otros ejemplos son el concierto de fallas, el pasodoble de las Falleras Mayores o la grabación del CD con esas obras. Se trata de trabajar sobre los temas que envuelven a la fiesta pero que forman su tradición.

Precisamente una de sus obsesiones como presidente siempre ha sido mantener la esencia fallera. ¿Lo ha conseguido?

Yo lo que sé es que lo he intentado. El objetivo era de distinguir una falla de lo que es una asociación que organiza las fiestas de verano en el pueblo. No se trata de tener una cochera para poder hacer paellas, discomóviles o fiestas nocturnas, las fallas son mucho más que eso. Por tanto, renunciar a toda la parte tradicional es lo que yo no he querido y lo que me he esforzado para que no ocurriera. Entiendo que hay cuestiones que las nuevas generaciones no entienden, pero como todo en la vida. Ahora el tiempo pasa mucho más rápido y todos esos cambios han ido muy rápido pero yo no dejo siempre de pensar en la fiesta, primero con el monumento como eje principal y después como parte tradicional. La fiesta a mí me gusta más que a nadie, lo que no debemos es desnaturalizar la esencia de la falla.

El próximo 24 de marzo se decide mediante elecciones quién será su sustituto. Por el momento hay dos candidatos, ¿qué consejo les daría?

Lo único que les digo es que hagan lo que yo he hecho, que ha sido trabajar mucho, no escatimar horas, incluso robándoselas a la familia. Ambos pueden ser buenos presidentes y estoy seguro que van a hacerlo mejor que yo, por una cuestión de evolución natural, ya que nadie quiere empeorar lo que hay, sino mejorarlo. Les deseo también que tengan más suerte que la que yo he tenido, porque concentrar en nueve años algunos hechos como la pandemia y otras cuestiones inéditas en las Fallas de Gandia hace que tengas que dedicar mucha energía a esas cuestiones, por encima de otras más creativas y positivas. Les deseo que tengan una competición limpia y saludable y siempre digo lo mismo: cualquiera del que gane será mi presidente, el que salga tendrá todo mi apoyo.

Ha sido un mandato con momentos que han puesto en jaque la convivencia de las fallas, acabando en los juzgados. ¿Cómo se habría evitado esa situación?

El juzgado no es el terreno de las fallas. Ni fue lo fue en 2018 ni hubiera tenido que ser ahora. Las fallas tenemos nuestros mecanismos que son suficientes para decidir. Además, creo que la vida es más importante que llegar al juzgado por temas falleros, pero cuando es inevitable el derecho de cada uno de acudir a la justicia no está en entredicho.