Esto es lo que le pasa a tu cuerpo cuando sólo te duchas una vez a la semana

La higiene corporal es fundamental

Baño o ducha: qué ocurre en tu cuerpo no te duchas a menudo.

Baño o ducha: qué ocurre en tu cuerpo no te duchas a menudo. / Pexels/Lil Artsy

La ducha diaria es una práctica que realizan dos terceras partes de la población mundial. Da igual que sea matutina o nocturna: la higiene diaria se ha convertido en un hábito en gran parte del mundo desarrollado.

Aunque los expertos advierten sobre los riesgos de abusar de la ducha, lo cierto es que también reconocen que esta costumbre no es en absoluto perjudicial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que realmente puede suponer un riesgo es la cantidad de tiempo que se pasa bajo el agua y no la frecuencia del lavado.

Así, recomiendan que se tomen duchas de 5 minutos, no sólo por cuestiones medioambientales y de economía, sino también para evitar que una ducha prolongada pueda dañar las bacterias y microorganismos que protegen nuestra piel.

Asimismo, también es importante la temperatura del agua, puesto que una ducha excesivamente caliente puede resecar la piel y favorece la aparición de eccemas y grietas, lo que a su vez serviría de campo abonado para la llegada de infecciones o alergias.

Espaciar las duchas

Hay mucha gente que, en vez una ducha diaria, prefiere tomarla cada dos, tres o cuatro días en aras de proteger su piel y salvaguardar el medio ambiente y su propia economía doméstica. En principio, no tiene por qué haber grandes diferencias con respecto a las personas que se bañan cada día. Sin embargo, la hay.

Cuando tomamos una ducha día sí y día no, o incluso con menos frecuencia, favorecemos la proliferación de gérmenes y bacterias que, a su vez, provocan la aparición de malos olores debido a la descomposición.

El agua y el jabón atacan estas bacterias y evitan que se multipliquen en tus manos y sobre tu piel. De hecho, rehuir de una buena higiene conlleva el surgimiento de imperfecciones en la tez e incluso acné. La presencia de gérmenes también se agranda con la falta de lavado habitual y, al tocar alguna mucosa, pueden penetrar en tu cuerpo y ocasionarte infecciones como la gripe.

El baño y la ducha eliminan gran parte de los gérmenes y bacterias que pueden atacar nuestro cuerpo.

El baño y la ducha eliminan gran parte de los gérmenes y bacterias que pueden atacar nuestro cuerpo. / Pexels/Karolina Grabowska

Además, tanto tu piel como tu cabello comenzarán a acumular grasa si espacias las duchas debido a que la ausencia de agua y jabón elimina el sebo que el cuerpo genera de manera natural. El mal olor se incrementará porque se amontonarán cada vez más desechos (microscópicos al principio) en tu cabeza y tu cuerpo y, poco a poco, irán descomponiéndose sobre tu piel; lo más probable es que tu cuero cabelludo empiece progresivamente a cubrirse de costras y que tu tez vaya oscureciéndose y apagándose por la acumulación de células muertas y la falta de renovación.

De hecho, la ducha o una correcta higiene corporal retira no sólo estas células muertas, sino que también arrastra la grasa que genera nuestro cuerpo y nuestro cabello, al tiempo que elimina los restos de suciedad y polución que se acumulan durante el día. Además, nos hace sentir revitalizados y nos carga de energía y buenas sensaciones.