Los reyes, los príncipes de Asturias, sus hijas Leonor y Sofía, y la infanta Elena asistieron ayer a la misa del Domingo de Resurrección en la Catedral de Mallorca, como es tradición durante la estancia de la familia real en la isla por las vacaciones de Pascua. Los grandes ausentes fueron los duques de Palma, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin.

Unas seiscientas personas, entre turistas y curiosos, se han congregado a las puertas de la Catedral para ver por un instante a la familia real y les han recibido con vítores y gritos de "viva el rey", "viva la reina" y "viva España".

El rey llegó conduciendo su propio vehículo, acompañado de la reina y la infanta Elena. Detrás, en otro coche conducido por el príncipe, iban la princesa Letizia y sus dos hijas.

Recepción del obispo

El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, portando la mitra y el báculo y acompañado de los miembros del cabildo catedralicio y acólitos, les recibió a todos ellos a las puertas de la Catedral de Palma y les fue saludando uno a uno.

Por primera vez, también el presidente del Govern balear, José Ramón Bauzá, y la presidenta del Consell de Mallorca, Maria Salom, esperaron a la familia real a las puertas de la Seo mallorquina y les salidaron a su llegada.

Los reyes, los príncipes y sus hijas y la infanta Elena posaron como es habitual en cada Domingo de Resurrección unos minutos para los fotógrafos y cámaras apostados a las puertas del templo. El rey animó a su nieta Sofía a saludar a los informadores gráficos, algo que la niña hizo tímidamente