Durante los últimos días he leído en las redes sociales a bastantes personas que se quejaban de la suciedad que había en las playas del litoral mediterráneo. Al ver las fotos que subían, resulta que era posidonia oceánica que había sido arrastrada en los días previos por las corrientes y el oleaje como consecuencia del viento de levante.

¿Eso es suciedad? Yo pensaba encontrarme fotos de colillas, papeles y más porquerías que se ven a diario en nuestras playas. La posidonia es una planta (no un alga) endémica del Mediterráneo, y forma en algunos lugares auténticos bosques marinos de incalculable valor ecológico. Desgraciadamente, en las últimas décadas se está reduciendo su extensión por la acción del ser humano por la pesca de arrastre, el fondeo de embarcaciones, vertidos de aguas residuales o de salmuera de desalinizadoras o en aquellas zonas de costa en las que se han regenerado las playas o han ampliado los puertos. Como se podrán imaginar, en nuestras costas (tan castigadas y alteradas por las actuaciones del hombre) la posidonia lucha por sobrevivir. Esta planta oxigena el agua y es un indicador de su buena calidad, y además constituye un refugio para muchas especies que viven en nuestras aguas. Sin olvidar que gracias a la posidonia muchas de nuestras playas siguen estando ahí después de los temporales de levante, ya que mitiga o impide la erosión, entre otras cosas.

Que alguien se queje por la presencia de posidonia en nuestras playas es como si una persona hiciera lo mismo por encontrar arbustos en nuestra montaña mediterránea. El mar es vida y no es una piscina. Si a alguien le molesta que haya peces, plantas o algas, les recomiendo que acudan a disfrutar de las muchas piscinas que podemos encontrar en nuestro país. No intentemos dominar a la naturaleza, ya que eso no es posible.