Calentamiento global

El Pirineo, laboratorio de pruebas para el cambio climático

La UE destina 20 millones de euros para impulsar 33 proyectos piloto para adaptar las montañas al calentamiento global en unas cimas que se calientan un 30% más rápido que Europa

Una montaña nevada en la estación de esquí de Astún, a 5 de noviembre de 2023, en Huesca, Aragón (España). Las borrascas Ciarán y Domingos han traído al Pirineo aragonés más de 50 centímetros de nieve a su paso por la Península. Se ha llegado durante el t

Una montaña nevada en la estación de esquí de Astún, a 5 de noviembre de 2023, en Huesca, Aragón (España). Las borrascas Ciarán y Domingos han traído al Pirineo aragonés más de 50 centímetros de nieve a su paso por la Península. Se ha llegado durante el t / EP

Marcos Calvo Lamana

Como no hay marcha atrás en el escabroso asunto del cambio climático, los Pirineos se van a convertir en un macrolaboratorio para ensayar proyectos piloto de adaptación al calentamiento global en zonas de montaña. La Unión Europea ha destinado 20 millones al fomento de 33 programas específicos para paliar los efectos del cambio climático con la colaboración de medio centenar de instituciones y organizaciones en las siete regiones pirenaicas (Euskadi, Navarra, Aragón, Cataluña, Andorra, Nueva Acquitania y Occitania) en la que es la primera estrategia transfronteriza de adaptación al cambio climático en Europa.

Son precisamente las regiones ubicadas a mayor altitud sobre el nivel del mar las que están sucumbiendo ante el calentamiento global a un mayor ritmo que la media europea. El Pirineo, en concreto, lo hace a una velocidad un 30% superior, lo que rompe los esquemas del turismo, la agricultura, la energía, la silvicultura y multiplica por diez los riesgos naturales de un territorio donde la actividad económica se dispara en los meses fríos para después languidecer lejos de las estaciones de esquí.

Cerca de cinco millones de euros tendrán un impacto directo en varias comarcas altoaragonesas, cuyos resultados se exportarán a otras tierras europeas azotadas por la amenaza climática. Una de las ramas principales del proyecto es la adaptación de la economía de montaña. En Aragón se tratará de convertir las estaciones de esquí "en estaciones de montaña" que tengan actividad durante todo el año, según explica Juan_Terradez, investigador del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático. El agropastoralismo jugará un papel clave en la gestión forestal del paisaje para poder mantener los ecosistemas, y por ello se probará en el valle de La Garcipollera, en La Jacetania. "Un bosque está descontrolado cuando no se gestiona. Pasa en el Pirineo desde hace 40 años, que ahora es menos resiliente a las sequías, a las olas de calor. La idea es identificar aquellas zonas prioritarias donde el Gobierno de Aragón debería focalizarse en recuperar el agropastoralismo porque la producción a pequeña escala no puede competir", apunta Terradez.

Sin embargo, una de las prioridades es comprender por qué el Pirineo se está calentando a mayor velocidad que el resto de EuropaHay varias teorías, explica el experto, como que la escasez de masas de agua con un volumen considerable protegen el impacto del calor, mientras que también apunta a un efecto dependiente de la elevación. En cuanto a las precipitaciones, el observatorio ha registrado una caída del 2,5% respecto a la media de las últimas décadas, algo agravado porque llueve más que nieva, por lo que no hay reservas en el Pirineo.

Riesgos

Una de las consecuencias menos citadas del cambio climático es su asociación al incremento de los riesgos naturales, como inundaciones, desprendimientos de rocas, avalanchas o aludes. Por ello, uno de los proyectos estudiará la creación de infraestructuras de contención basadas en lo que proporciona la naturaleza. Es decir, emular con barreras naturales los diques y muros de hormigón que libran a la estación de Canfranc de los aludes. Para ello, se piensa en reforestar con especies arbóreas de fuertes raíces las zonas bajo esos depósitos glaciares inestables conocidas como morrenas.

Advierte Terradez que este es un punto básico de la estrategia. "Los riesgos naturales vienen en cadena: un incendio se lleva por delante un bosque y luego llega una lluvia y arrasa con todo porque no hay protección para el suelo. Queremos crear estrategias multirriesgo, intentar desarrollar con el territorio y las poblaciones planes de prevención de riesgos para evitar el efecto dominó", apunta.

A ello contribuirá también - la creación de un sistema interconectado de información en tiempo real que servirá para contar con un "atlas" que se conectará al programa de vigilancia mundial del medio ambiente y la seguridad Copernicus. Se podrá ver en tiempo real el riesgo de incendios o sequías o anomalías, lo que permitirá formar a los técnicos de los gobiernos._Se acompañará de acciones para sensibilizar y formar a la ciudadanía y en las escuelas.

Sin embargo, la clave del proyecto Life está en la transferencia de conocimientos. "El observatorio hará de puente entre los gestores del territorio y los políticos con los científicos. El cambio climático no entiende de fronteras ni de trámites administrativos. Un ejemplo claro es el río Garona, que nace en Viella y desemboca en Las Landas de Francia. Si llueve menos en la zona de captación, los problemas hídricos se agudizan en la desembocadura", explica Terradez. Sin embargo, no se puede perder el foco. La adaptación al cambio climático es una cara de la moneda porque si ahora el mundo dejara de emitir gases los efectos del calentamiento perdurarían 30 años. "La cara b consiste en mitigar, rebajar las emisiones. Y es fundamental", concluye.

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