En el año 2004, después de veinte años en el IES Peset Aleixandre de Paterna enseñando francés y vida a unas cuantas generaciones de adolescentes, Conxa Mestres decidió emprender un proyecto emotivo y solidario: construir una escuela en uno de los países más pobres del mundo. Es la esencia de esta profesión: ayudar a los que no tienen nada y proveerlos de una información básica para encarar el futuro con una mínima esperanza.

Podría haber sido en cualquier otro punto de la maltratada Burkina Faso, pero fue en Tamasgó, un diminuto poblado asolado por la sequía y la desertización que vive la zona central del país, donde Conxa decidió invertir su afán humanitario, su inagotable empuje y sus ahorros a cambio de nada. O, mejor dicho, a cambio de un mar de sonrisas.

De esta manera, en la mitad de la nada, entre baobabs, caminos de polvo y cabañas de fango, nació el Centre d’Alfabetització Rosa Mestres Torrent, en memoria de su hermana.

Más de diez años después, el proyecto se ha consolidado y ha crecido considerablemente, hasta convertirse en la ONG Solidaris per Burkina Faso-Amics de Tamasgó. El Centre d’Alfabetització continúa enseñando a leer y escribir a pequeños y grandes, prestando especial atención a mujeres y niñas de familias pobres.

Además, en el centro también se promueven hábitos saludables de higiene y nutrición, se orienta en planificación familiar y se desarrollan talleres de formación laboral y de educación medioambiental, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la población. Una tarea titánica y, aparentemente, imposible de absorber en un lugar donde falta de todo. Pero ya lo dice el dicho valenciano: De mica en mica, s’omple la pica.

Ampliación a otros poblados

En los últimos años, gracias a las aportaciones de socios, amigos y amigas de la Concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Godella, el proyecto se ha podido ampliar a otras poblaciones y, actualmente, más de 400 niños y niñas de Méguet, Tamasgó y Kogho han sido apadrinados por la ONG, lo que les permite asistir a la escuela primaria y continuar los estudios en el instituto de secundaria. Todo un privilegio en una región donde más del 95 % de la población es analfabeta.

Son las semillas del futuro de una tierra donde falta de todo menos alegría y ganas de vivir. Unas semillas plantadas y regadas con la ayuda de una mujer que, tanto en Paterna como en Tamasgó, se ha desvivido por los más desfavorecidos.