Un sargento de la Guardia Civil negó ayer que amenazara a un matrimonio para recuperar los 30.000 euros que había pedido tras participar en un negocio frustrado de intercambio de billetes de dudosa legalidad en el que resultó "estafado". El Ministerio Fiscal pide casi 21 años de prisión como supuesto autor de los delitos de extorsión, amenazas continuadas y coacciones, revelación de secretos y obstrucción a la justicia. El fiscal pide cerca de trece años al supuesto cómplice.

En el juicio por estos hechos, el matrimonio que denunció al sargento y a su supuesto colaborador, el otro acusado en la causa, aseguró que fueron perseguidos y amenazados por el procesado, quien les advirtió de que tenía "mucho poder" y podía utilizarlo si no accedían a pagarle una elevada cantidad de dinero. Además, el guardia civil supuestamente les dijo que el dinero era de la mafía rusa y, según la acusación, que corrían el peligro de que "Vladimir El Carnicero" fuera a por ellos.

Estas "amenazas", según la pareja, se produjeron después de que el marido mediara en una operación de dudosa legalidad que consistió en cambiar billetes "grandes" por otros de menor cantidad en Valencia, en abril de 2009.

El guardia civil, destinado en el municipio murciano de Torre Pacheco, había recibido la propuesta de un conocido suyo de participar en este negocio, con la promesa de que obtendría beneficios a "muy corto plazo" a cambio de realizar una inversión de 30.000 euros.

Del destino de ese dinero, que pidió prestado a su suegra, sólo sabía que iba a servir "para hacer una inversión muy buena", según le explicó este contacto, en quien confió porque era "licenciado en Economía", pese a que no le dio detalles de la operación.

"No me pareció en ningún momento que me iba a estafar", manifestó el acusado, quien dijo sentirse "muy avergonzado" cuando supo que había sido timado.

Según el fiscal, el acusado se aprovechó a continuación de su condición de agente de la autoridad y del acceso que tenía a archivos reservados para recabar datos personales del denunciante -que había hecho de intermediario en el negocio y ha reconocido haber sido detenido varias veces por estafa- y su esposa.

El sargento negó haber espiado y perseguido al matrimonio en las inmediaciones de su domicilio, en la localidad de Sollana, y remarcó que el único contacto que mantuvo con ellos fue en una cafetería de un centro comercial de Valencia, en mayo de ese mismo año.