El hombre acusado de intentar asesinar de dos cuchilladas a su propia hija, de tan solo dos años y diez meses de edad, para causarle un "mayor dolor y desasosiego" a su pareja, se ha desmarcado hoy en el juicio con una rocambolesca versión sobre los motivos que le llevaron a acuchillar a la pequeña en enero de 2017 en Benifaió. Dirigido en todo momento por las preguntas de su letrado, Stytianos M. asegura ahora que fueron los familiares de su compañera y madre de la niña, que se encontraba cumpliendo condena en el centro penitenciario de Picassent, quienes le "presionaron para cometer el delito" con el objetivo último de que se le concediera la libertad.

El procesado, de 52 años y nacionalidad griega, se enfrenta a 30 años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa con la circunstancia agravante de parentesco, en concurso con el delito de lesiones psíquicas, al considerar como víctimas tanto a la hija como a la madre, según la petición del Ministerio Fiscal, tal y como adelantó Levante-EMV.

En la primera sesión del juicio, celebrado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de València, el acusado solo ha querido responder a las preguntas de su abogado. Así reconoce que "lesionó" a su hija, pero niega que tras acuchillarla telefoneara al abuelo de la pequeña y le dijera que la había matado y que era "su regalo de cumpleaños".

La defensa, que considera lo ocurrido como un delito de simples lesiones, pese a la indefensión de la menor y la clara intención de acabar con su vida, que sí aprecian las acusaciones, ha tratado de hacer ver que la relación entre la madre de la niña y su cliente era "buena y cariñosa". Y que todo empeoró cuando la familia de ella, según la versión del acusado, comenzó a presionarle para cometer tan graves hechos con el supuesto fin de obtener beneficios penitenciarios y la ansiada libertad.

Sara Majarenas, madre de la niña acuchillada y también víctima directa del acusado, quien presuntamente pretendía "menoscabar gravemente la integridad psicológica de su pareja" matando a la hija de ambos, según sostiene la Fiscalía, ha negado que tanto ella como cualquier miembro de su familia le hostigara para hacer daño a la niña.

Majarenas, quien ya se encuentra en libertad, convivía en el módulo de madres de la prisión junto a su hija, quien al cumplir tres años tendría que abandonar el centro penitenciario. Los fines de semana la menor estaba con su padre. Respecto al día de los hechos, la mujer relata la conversación telefónica que mantuvo con el procesado. "Fue una llamada desconcertante, no sabía que estaba pasando", recuerda la madre de la niña. De repente, escuchó "un grito desgarrador de mi hija y luego un silencio absoluto hasta que se cortó la llamada".

El presidente de la Sala ha tenido que llamar al orden en varias ocasiones al letrado de la defensa al tratar de introducir aspectos de la vida privada de la madre de la niña, antigua miembro de la banda terrorista ETA.

Por su parte, un testigo que se encontraba en la vivienda de Benifaió cuando se produjo el intento de asesinato asegura que estaba durmiendo con los auriculares puestos y no se enteró de nada. Este mismo testigo ha relatado que la relación entre padre e hija era buena: "Quería a la niña más que a su vida". De igual modo reconoce que Stytianos M. estaba "muy afectado y triste" en aquella época y que se sentía apartado por la familia de la madre de su hija.

Atacada por su padre mientras veía dibujos animados

En la vista oral también han declarado los policías locales de Benifaió y agentes de la Guardia Civil que hallaron a la menor gravemente herida tras hacer un agujero en la puerta de la vivienda con una maza. Uno de los agentes más enjuto se deslizó por el hueco de la puerta que abrieron y logró sacar a la niña todavía con vida. Asimismo también han prestado declaración los investigadores de la Policía Judicial de Sueca y Carlet que llevaron el caso. Según sus testimonios, la niña fue atacada mientras estaba en el sofá, tapada con una manta y viendo dibujos animados en el ordenador.

Dos cuchillos de cocina

Los hechos ocurrieron el 15 de enero de 2017 cuando aprovechando uno de los fines de semana en los que tenía a su cargo a su hija, Stytianos M., mantuvo una discusión telefónica con la madre de la niña y tras «recriminarle determinados aspectos de la relación con los padres de ésta», cogió dos cuchillos de cocina de unos 14 centímetros de hoja. Así, «con ánimo de acabar con la vida de su hija y dirigiéndose a ella de manera insensible», el acusado sin mediar palabra alguna con la menor, de manera «inesperada y sorpresiva», le asestó dos cuchilladas a la pequeña de dos años y diez meses, una en la espalda y otra en el costado izquierdo, todo ello según el relato del Ministerio Fiscal.

Dada la corta edad de la menor ésta no tuvo posibilidad alguna de defenderse. Además, ya que su fin último era causarle «mayor dolor y desasosiego» a su expareja, continuó hablando por teléfono con ella diciéndole que la niña se estaba muriendo. De hecho, cuando posteriormente se entregó en el retén de la Policía Local de Benifaió, el procesado manifestó que había matado a su hija.

La pequeña sobrevivió al ataque pero requirió de tratamiento quirúrgico y las lesiones tardaron en curar 90 días. Además padece secuelas, tanto físicas como psicológicas. Tanto la niña como la madre han tenido que recibir tratamiento psicológico por el trastorno traumático que les produjo el intento de asesinato.