El punto de reunión es la hamburguesería de una conocida cadena estadounidense de comida rápida que da a la calle Xàtiva, en pleno centro de València. O se citan previamente o se buscan porque saben de sobra dónde encontrarse. Y empieza la pelea multitudinaria. Las más de las veces, son amenazas, puñetazos y alguna agresión con armas improvisadas, todo ello aderezado con carreras y gritos. El domingo se produjo el salto cualitativo: dos de los contrincantes acabaron apuñalados. Tienen, uno 15 años y el otro, 16. Por fortuna, sus vidas no corren peligro.

El restaurante franquiciado se ha convertido en un punto negro muy a su pesar. Aunque algún sector trata de sacar rédito político de las, por ahora, bravuconadas juveniles, los agentes de a pie de calle son tajantes: «Esto no ha empezado ahora. Viene sucediendo desde hace aproximadamente un año». Y lamentan que quien tiene el poder de decisión no vea la dimensión de lo que está sucediendo y no se tomen cartas en el asunto para cortar la situación de violencia antes de que vaya a más, como en otras ciudades españolas.

Hurtos, robos, amenazas...

Los responsables de la hamburguesería ya han perdido la cuenta de las llamadas a la Policía, a la Nacional y a la Local. Robos a clientes, amenazas a chavales a los que arrinconan en las zonas menos frecuentadas del interior y consumiciones que no pagan.

La alerta viene dada porque, en muchos casos, quienes protagonizan los actos violentos y los delitos en ese punto ni siquiera tienen la edad mínima para ser detenidos, 14 años, y responder de sus acciones ante la Fiscalía de Menores, que ya ha sido advertida en varias ocasiones de esta situación que se está complicando por momentos. 

El domingo, la Policía ya había acudido a las inmediaciones de ese local de la calle Xàtiva por la mañana, tras recibir el aviso de que un grupo de una docena de adolescentes y menores rondaba por la zona. Tres de ellos acabaron identificados tras protagonizar hurtos en dos establecimientos. Uno de los chicos tenía 13 años, inimputable mientras no cumpla los 14.

El punto de encuentro

¿Y por qué ese lugar y no cualquier otro? Porque está a un paso de dos de los medios de transporte que utilizan lo más jóvenes para llegar al centro de València: la estación del Norte a la que llegan los trenes de Cercanías y la parada de metro. El restaurante congrega a grupos de adolescentes que llegan desde pueblos del sur de València, de su área metropolitana o de barrios periféricos de la ciudad.

La mayoría solo buscan dar una vuelta por el centro, mirar tiendas y acabar comiendo algo barato con los colegas. «Parte de ellos suponen un foco de atracción para las pandillas que buscan un modo fácil de robar un móvil o una prenda de ropa. Son fáciles de coaccionar y en poco tiempo obtienen lo que buscan. El riesgo es casi cero para el delincuente», explica un agente que presta servicio en la zona desde hace años. Los especialistas en bandas juveniles vinculan muchos de esos robos a la búsqueda de financiación para sustentar a los grupos.

El fenómeno de las peleas ya es otra cosa. Por un lado, la ‘moda’ que nació con la pandemia, de citarse a través de redes sociales, normalmente Instagram porque es la que reina entre los menores de 30 años, para protagonizar peleas multitudinarias. En València, la Policía Nacional y la Guardia Civil abortaron varias en puntos tan dispares como Mislata, Paterna, Manises, l’Eliana, València, Xirivella o Paiporta.

Desde hace alrededor de un año, esos ‘escarceos’ han pasado a generar una auténtica alerta: la violencia juvenil se ha extendido como un reguero de pólvora por las principales ciudades españolas

Escalada de violencia

En Madrid, la situación es especialmente grave, con cuatro asesinatos por arma blanca en peleas de este tipo desde febrero. Una de las víctimas tenía 15 años. Uno de los autores, 14. Y a principios de octubre se le sumó otra cifra negra: dos jóvenes de 19 y 21 años muertos de un tiro en la cabeza en dos episodios distintos ocurridos en Alcorcón y Fuenlabrada en un mismo fin de semana. Aparentemente, no hay relación entre ambos asesinatos, pero la acción pandillera planea sobre los dos.

Ha habido peleas con navajazos en otros puntos del país: Barcelona, Zaragoza, Guadalajara... Y ahora, en València.

Tal como adelantó Levante-EMV, el primer apuñalamiento, el de un chico de 16 años de fuera de València, se produjo poco antes de las siete de la tarde, precisamente a las puertas del citado restaurante. Recibió un pinchazo en un costado. Un equipo médico SAMU lo trató y evacuó en ambulancia a un hospital de València, donde se recupera de las lesiones, que, esta vez, no han sido graves.

Minutos después, la Policía localizaba al segundo herido, un chico de 15 años, con una puñalada de 10 centímetros de longitud entre el costado y el abdomen, con la que corrió desde el punto de la agresión, en la calle Xàtiva, hasta las inmediaciones del Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (Muvim), donde lo encontraron tendido en el suelo, asistido por un primo suyo. Tampoco su herida ha revestido gravedad. Al menos en esta ocasión.

Por ahora, no hay detenidos. Y no es fácil que los haya porque ninguno ha querido colaborar hasta ahora con la Policía, que afronta un arduo trabajo de identificación con la ayuda de las cámaras de seguridad y los testigos a quienes sorprendió la batalla campal paseando por la calle.