"Ella estaba muy agobiada. Quería dejar la relación con él": el control del asesino de Conde Altea

Dos de los testigos que han declarado hoy han señalado un posible móvil del crimen machista: la intención de Cristina B. M. de dejar la relación con Alberto L. H.

Alberto L. H., el asesino de Conde Altea durante el juicio

Alberto L. H., el asesino de Conde Altea durante el juicio / M. F.

Marina Falcó

Marina Falcó

Prácticamente sin dejar de garabatear unos curiosos patrones geométricos en un papel, Alberto L. H. ha escuchado hierático el relato de los testigos que han declarado esta mañana en la primera sesión del juicio en el que se le encausa por el asesinato de su novia, Cristina B. M. en el ático de un céntrico edificio de la calle Conde Altea el 3 de diciembre de 2021.

Mientras que el hermano del asesino confeso rehusó hacer declaraciones ante el jurado popular, el resto de testigos narraron detalles que dibujan un comportamiento asfixiante y controlador por parte del asesino hacia la joven. Tanto es así, que según ha declarado una de las testigos «me dijo que quería dejar la relación. Darse un tiempo».

No en vano, Cristina había vuelto a tomar un medicamento contra la ansiedad que le recetaron tras la muerte de su padre en un accidente de tráfico años antes, para sobrellevar el atosigamiento al que la sometía quien acabó con su vida utilizando una piedra con la que golpeó cabeza y cara de la víctima; tres cuchillos, unas tijeras y el cinturón de un batín para asfixiarla. En total el cuerpo de Cristina presentaba 65 heridas.

El posible móvil del crimen

Mientras que la Fiscalía y la acusación particular piden 25 años de cárcel por asesinato para el abogado y profesor de universidad, la defensa solicita 10 años por asesinato pero con los atenuantes de trastorno mental transitorio y confesión.

El letrado que defiende los intereses de Alberto L. H. mantiene que el encausado no planeó el asesinato, entre otros motivos porque «no hay móvil» sino que fue víctima de «una idea obsesiva» que le llevó a matar a la joven. Sin embargo, los testimonios de la hermana de Cristina y de la empleada del hogar aludieron a la que sin duda podría ser la motivación que llevó al acusado a matar a su novia: esta quería cortar la relación con él porque la joven sentía "que ya no tenía el control de su vida" e incluso la víctima había pillado al asesino espiándole el teléfono móvil.

Cristina, la joven "dulce, súper inteligente, simpática, un ejemplo, preparada y que siempre tenía una sonrisa para todos" como la definió su hermana antes de romperse ante la sala, sentía que la relación iba demasiado deprisa. "Ella no estaba lista para ir tan rápido. Alberto daba pasos muy grandes, ya le hablaba de matrimonio y ella no estaba enamorada", un sentimiento tan humano, tan propio de una relación de apenas tres meses, y que posiblemente le costó la vida.

Agravante de género

Durante la exposición realizada por la fiscal ante el jurado popular formado por seis hombres y cinco mujeres, esta hizo hincapié en que la muerte de la joven "fue alevosa y hubo ensañamiento". Sin duda la enumeración de la inusual cantidad de armas que el acusado utilizó para acabar con la vida de la fallecida ayudó a reforzar esta idea.

Por parte de a acusación particular, que representa a la hermana y a la madre de Cristina, la petición es también de 25 años pero en este caso sí la letrada sí contempla el agravante de género en este crimen machista. Y por supuesto el ensañamiento. La piedra de un macetero con el que el acusado destrozó la cara y el cuello de la mujer mientras estaba dormida, se rompió llenando de grava el cabello de Cristina. La enumeración por parte de la acusación de las espeluznantes heridas que sufrió la joven fue espeluznante.

Sin embargo, la defensa que admite el delito de asesinato y no niega la alevosía, rechaza el agravante de género "porque existía una relación de igual a igual y cariñosa entre los dos y no tenía intención de humillarla por razón de su sexo", pese a los comportamientos del acusado hacia la víctima que los testigos presenciaron en la relación y el brutal ensañamiento mostrado en la ejecución. Además, niega que hubiese una planificación del crimen "entendemos que hay un trastorno mental transitorio", ha esgrimido el letrado en la sesión.

Durante la sesión de hoy también han declarado, el primo de la fallecida que fue uno de los que descubrió el cadáver, el cocinero del restaurante italiano que encontró a Alberto L.H. herido después de que este saltara por el deslunado de la finca y la propietaria del establecimiento, quien aseguró que el encausado "apenas hablaba, dijo muy pocas cosas, y no mostró resistencia ante la policía" a los que dijo que se había colado en el restaurante porque iba a robar.