El acusado de matar a un hombre de un tiro en Manises alega que solo iba a "dar de comer a sus pollos"

La Fiscalía solicita 14 años de prisión para el joven por un homicidio con abuso de superioridad y otros nueve meses por tenencia ilícita de armas

Solicitan 14 años de prisión para el acusado de matar a un hombre de un tiro en Manises

Ignacio Cabanes

“Sí, fumo porros, pero no he matado a nadie”, alega de forma vehemente el joven acusado de matar a un hombre de un disparo en el pecho con una escopeta de perdigones, efectuado a escasa distancia, en una vivienda de Manises que era utilizada como criadero de gallos de pelea y para cultivar marihuana. Antonio D. H., que tenía 18 años cuando en mayo de 2021 presuntamente acabó con la vida de su víctima, niega que tuviera problemas con Eduardo Carne, alias ‘el Olivilla’, y asegura que en el momento en el que se produjo su muerte él estaba en Xàtiva o camino hacia allí. “Es imposible, cómo voy a estar en dos sitios al mismo tiempo”, remarca indignado haciendo referencia al posicionamiento de su teléfono móvil.

El crimen se produjo a última hora de la tarde del 31 de mayo de 2021 en un inmueble situado en la calle Torrent de Manises. Además de la víctima, de 43 años, y el acusado, en la vivienda se encontraban también otras tres personas. Uno de estos testigos, morador habitual de esta casa okupada, que a su vez tenía alquilada una habitación a la víctima mortal, ya no podrá declarar en el juicio al haber fallecido en septiembre de 2022. Los otros dos testigos que estaban en el inmueble el día de autos son dos hermanos menores de edad en el momento de los hechos.

El Ministerio Fiscal solicita para el acusado una pena de catorce años de prisión por un delito de homicidio con abuso de superioridad, tanto por el uso de un arma de fuego para cometer el crimen como por el estado de embriaguez de la víctima. De hecho en los análisis toxicológicos realizados al cadáver de la víctima se halló una concentración de 1,89 gramos de alcohol por litro de sangre, lo cual “mermaba notablemente su capacidad para defenderse eficazmente de cualquier ataque”, según matiza el fiscal. Asimismo, por el delito de tenencia ilícita de armas se enfrenta a otros nueve meses de prisión.

Por su parte, la defensa, ejercida por los letrados Juan Carlos Navarro e Isabel Carricondo, mantiene la libre absolución de su patrocinado al considerar que no hay pruebas que acrediten su participación en la muerte de Eduardo Carne y que las investigaciones del grupo de Homicidios de la Policía Nacional se centraron en él sin contemplar otras vías.

El fiscal ha centrado su interrogatorio al acusado en una serie de llamadas y mensajes realizados desde el teléfono móvil del procesado, quien se ha mostrado en todo momento airado con las preguntas, teniendo que llamarle la atención la magistrada en varios momentos por su actitud. Aunque en muchas de las conversaciones que se han escuchado en sala, ante el jurado popular, el acusado ha negado incluso que sea él quien habla, sobre otras afirmaciones tales como “los inflaré a tiros, estoy cansado de que me traten como un niño y no lo soy, dios no me ha dado este cuerpo y esta fuerza para que me humillen”, sostiene que es “una forma de hablar”.

“Los inflaré a tiros, estoy cansado de que me traten como un niño", dijo en una conversación intervenida en su teléfono

Respecto a la plantación de marihuana que había en un inmueble colindante, conectado por una pasarela desde una terraza a la otra para no tener que salir a la calle, el acusado niega que supiera de su existencia y que las 70 plantas que halló la policía no guardan ninguna relación con los hechos. Según ha remarcado una y otra vez, solo iba a esa casa “para dar de comer a los pollos”.

"No me escondía de la policía"

De hecho, el acusado sostiene que la tarde de ese 31 de mayo acudió a la casa donde tenía los gallos de pelea, de cuyos cuidados se encargaban su padre y él. Como en esas fechas su progenitor estaba escondido para eludir ingresar en prisión, donde debía cumplir una condena de diez años de cárcel, fue él “a recoger unos pollos”. Según su versión subió directo a la terraza y no vio ni habló con ninguno de los moradores. Antes de que anocheciera se marchó y llevó los animales a una cuadra de un familiar, y se fue a Xàtiva. Todo ello en el vehículo de su tío, que conducía, y de su hermano.

Sobre los motivos de por qué estuvo desaparecido durante casi año hasta que la policía lo arrestó en abril de 2022, si no tenía supuestamente nada que ocultar, Antonio D. ha argumentado visiblemente airado que no se escondía y que hacía vida normal, que incluso estuvo detenido en varios calabozos en ese tiempo y puesto en libertad sin que nadie le dijera que lo investigaban por asesinato. “Me iba de discotecas y a fumar cachimbas, no me preocupaba porque yo no he hecho nada”, remarca, atribuyendo la posible incriminación de sus conversaciones a la busca y captura de su padre, así como a los problemas familiares con otro tío adicto a las drogas.

Una testigo vio al acusado salir huyendo tras el crimen

En la sesión de hoy ha declarado también la adolescente (ahora ya de 18 años) que estaba en la casa junto a su hermano pequeño cuando se produjo el homicidio. Dicha testigo, mediante videoconferencia, ha identificado sin género de dudas al acusado como la persona que esa noche vio salir huyendo por las escaleras tras escuchar “un estallido muy fuerte, como si fuera un petardo”.

La joven afirma que estaba en la habitación con su hermano viendo la tele, con la puerta cerrada, y que instantes previos al disparo escuchó a unas personas discutir, pero que no logró oír bien lo que decían. Ante las preguntas de la defensa la testigo ha asegurado que cuando se asomó a las escaleras de la vivienda vio a dos personas, ambas altas y gruesas. Hecho que ha generado gracia al acusado, al ser él delgado. Sus risas, comentarios dirigiéndose a sus familiares y amigos presentes en la sala han sido una constante durante toda la sesión, como si no se enfrentara a catorce años de prisión por matar a una persona con un arma de fuego.

Una línea de investigación descartada por la policía

Uno de los testigos citados a juicio es precisamente un viejo conocido de la policía, detenido en su día por secuestro y una tentativa de homicidio, también en Manises y a tiros -de la que fue absuelto-, al que algunos mensajes difundidos en redes sociales tras el crimen responsabilizaban como autor de la muerte del ‘Olivilla’. Paquito G. R. ha reconocido que conocía a la víctima desde hacía años y que incluso lo tuvo una temporada viviendo en su casa. “Era un pobre desgraciado”. Tuvo un desencuentro con él antes de los hechos por una obra que le había encargado y pagado, y que no realizó, y confiesa que discutieron por ello y que le mandó mensajes reclamándole el dinero, unos 1.300 euros. “Insultos seguro, amenazas tampoco le digo que no”, ha admitido con aparente sinceridad el testigo.

Un testigo, absuelto en su día por otro intento de homicidio a tiros en Manises, asegura que se enteró por redes sociales que lo acusaban a él del crimen

La hija del fallecido ha negado que ella escribiera el mensaje difundido en redes sociales donde acusaba a Paquito de ir buscando a su padre para matarlo, de haber matado a su perro, y finalmente de ser el autor del crimen por un asunto relacionado con el tráfico de drogas. El citado testigo, que la propia Fiscalía había solicitado para despejar esa posible duda razonable sobre la autoría del homicidio, ha insistido en que no sabía nada del crimen hasta que se enteró por redes sociales que lo acusaban a él, y que inmediatamente se presentó ante el grupo de Homicidios de la policía junto a su abogado. La policía comprobó su coartada y descartó su vinculación en el homicidio.