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Empleo

Enric Nomdedéu: «las empresas nos dicen que no se enteran de nuestras ayudas»

L a Generalitat ha dado esta semana rango de asunto de Estado a la presentación del nuevo Servef (Servei Valencià d'Ocupació i Formació), con el que aspira a volver a ser una entidad «útil» y en la que los ciudadanos «confíen» a la hora de buscar trabajo. Lo más evidente es el cambio de nombre: de Servef a Labora, un concepto que, según definición de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), remite al esfuerzo prolongado para conseguir un objetivo. Este replanteamiento de la institución viene acompañado también de una redefinición del concepto de oficina, así como de un cambio de la página web para hacerla más simple y navegable.

La papeleta del secretario autonómico de Empleo, Enric Nomdedéu, es compleja. No sólo por haber encontrado una autonomía con el paro al 23% (según la EPA de 2015) y un mercado laboral dependiente de sectores arrasados, como la construcción. También por heredar una estructura con atrofia muscular, con un bajo nivel de ejecución presupuestaria, la imagen pública por los suelos y unas oficinas que, en palabras del propio director del Servef, transmiten una sensación «siniestra».

¿Cómo revertir esta situación? Más que un lavado de cara, los responsables del Servef aseguran que la nueva imagen es la plasmación gráfica de los nuevos valores y de políticas ya en vías de implantación. La entidad ha invertido buena parte de la legislatura en detectar las causas de la desconfianza, tanto de los demandantes de trabajo como de los empleadores, a través de un proceso de consulta pública en el que han participado cientos de personas y empresas. «Hemos tenido seguramente un problema con las empresas», reconoce Nomdedéu durante una entrevista con El Mercantil Valenciano. «Nos lo han hecho llegar: no sabían lo que estamos haciendo. Nosotros hablamos mucho con las empresas pero teníamos una dificultad para llegar una por una. Hablas con las patronales, colegios profesionales, les explicas, pero no llega. Hacen contratos, y muchos son susceptibles de recibir una ayuda, pero no nos la piden», lamenta. Un problema de «desconocimiento» y de «invisibilidad»: «No éramos capaces de trasladar a todas las empresas lo que estamos haciendo. Nos decían durante el proceso participativo: 'De eso nosotros no nos enteramos'».

Durante los últimos tiempos, el nou Servef ha hecho propósito de enmienda para transmitir sus programas y políticas: desde charlas con colegios profesionales (como graduados sociales o economistas) para que irradien hacia las empresas las posibilidades que ofrecen; a convenios con grandes compañías tractoras de sus sectores, con la intención de cambiar la imagen que el resto de tejido productivo tiene del servicio autonómico. «Últimamente hemos tenido un par de sorpresas agradables: dos tecnológicas potentes que estudian implantarse en València necesitan ingenieros de teleco o informáticos, y han preguntado si se los podemos proporcionar», apunta Nomdedéu.

La intermediación, precisamente, es uno de los aspectos donde el Servef parece muy lejos de las expectativas. A la desconfianza ciudadana se une un nuevo contexto donde plataformas digitales como Infojobs, las ya tradicionales ETT o el clásico boca a oreja canalizan la demanda de empleo: «El mundo del trabajo ha cambiado. Hace 15 años solo existíamos nosotros», reconoce. La intermediación del Servef, pese a su escasa influencia, ha pasado de ofrecer una de las peores ratios del país a superar a la media: del 1,7% al 2,4% en dos años. «Durante mucho tiempo no hemos explicado que en realidad no nos dedicamos a intermediar sino a orientar y formar de modo que luego casen oferta y demanda. La realidad es que hoy, con los medios tecnológicos, la gente no necesita ni servicio público ni privado. Cuando vas a una fábrica tienen una montaña de currículos y las empresas no vienen a buscarnos ni a nosotros ni a otros», valora Nomdedéu.

En este sentido, el dirigente apunta que los grandes esfuerzos de la entidad se centran en estudiar las necesidades de las empresas e intentar tener gente formada en esas necesidades específicas. «Era el trabajo que teníamos pendiente. Hacíamos cursos alocadamente sin preguntar a las empresas qué necesitan. Eso es Avalem Territori -uno de los programas de Labora-: formar en los trabajos concretos que necesitarán las empresas», añade.

Sin caer en la autocomplacencia, Nomdedéu defiende que, a la luz de los datos, la percepción ciudadana respecto a su entidad está cambiando: «La gente sabe que volvemos a ser útiles. Cuando llegamos había una diferencia grande entre el número de personas paradas y buscando trabajo activamente, y las que estaban inscritas en el Servef. No estaban apuntadas porque pensaban que el Servef no les daba ninguna oportunidad. Eso se ha reducido de forma brutal el ultimo año y medio».

En este sentido, el director de la agencia pública asegura que Labora va a incorporar los cambios que les han reclamado los participantes en la consulta ciudadana. En las nuevas oficinas, por ejemplo, que irán reorganizando conforme se liciten las reformas de las 55 instalaciones. «Estamos haciendo lo que nos han pedido, que el flujo interno en la oficina pase primero por la inscripción; después, la orientación, las ofertas, etc. Que sea cómoda y tengas una persona que te tutoriza personalmente, como tu médico de cabecera laboral. Eso generará confianza en la gente», señala.

Pero 'eso' requiere recursos, en personal y en instalaciones. Para lo primero, Nomdedéu celebra poder contar con 120 nuevos orientadores, que antes eran contratados con ayudas del Estado y que ahora va a poder tener en plantilla para trabajar con las propias dinámicas del Servef. «Eran 120 inteligencias individuales y necesitábamos una forma colectiva de trabajar. Pero hay más, hay 55 más que acaban ahora un contrato del ministerio y se vuelven a firmar. Serán 60. Organizando bien el trabajo llegaremos más lejos», anima.

La organización y el trabajo personalizado como clave de éxito. El pasado año, la entidad aprovechó unas ayudas estatales para contratar a una empresa privada especializada en orientación laboral. Al margen del revuelo que generó la adjudicación, los resultados de la consultora Ingeus han sido positivos. Básicamente, a través de dinámicas de trabajo grupal, se incentivaba a las personas a colaborar en la búsqueda de trabajo, unas acciones desarrolladas en espacios cerrados dependientes de los ayuntamientos. Lograron un 57% de empleabilidad, en una muestra reducida, eso sí. «Ya sabemos hacer ese trabajo de grupos cohesionados, pero no disponemos del espacio físico en las oficinas», lamenta Nomdedéu. En este sentido, las nuevas oficinas (Espai Labora) promoverán la creación de espacios con discreción para realizar trabajos colectivos.

La entidad se enfrenta al reto de los colectivos de difícil inserción, y hace autocrítica. «Tenemos una asignatura pendiente muy grave con las mujeres, que es transversal en todas las edades», reconoce. También con los jóvenes, habida cuenta de la dificultad para colocar las ayudas (de hasta 20.000 euros) para crear contratos fijos de al menos un año. Y con los parados de larga duración. «Nos está costando hacer entender a las empresas que tenemos un programa de ayudas muy potente como Avalem Experiència que ha funcionado bien en las entidades públicas, con 1.900 contrataciones el año pasado. Tenemos que hacer un esfuerzo para explicar que si contratan a una persona de 35, 40 ó 45 años, son productivos desde el primer día. Esta gente sabe trabajar. Publicitariamente parece que nos esforzamos más con los jóvenes, porque viene mucho dinero de la UE y los programas tienen visibilidad, pero trabajamos con esos tres grupos», concluye. Mucho trabajo para dignificar una tasa de paro que todavía se encuentra por encima del 15% en la Comunitat Valenciana.

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