Muchas empresas se apresuran a incorporar entre sus trabajadores a los llamados «nativos digitales», hablando de estos perfiles como personas que son capaces de adaptarse rápidamente a la tecnología que nos rodea. Desde mi punto de vista, lo correcto sería llamarles «consumidores digitales», personas que viven a expensas de lo que las empresas ofrecen a nivel de tecnología, sin ningún tipo de conocimiento sobre el producto que están consumiendo.

¿Saben la diferencia entre memoria RAM y ROM? ¿Conocen cómo se almacenan sus datos? ¿Tienen alguna idea de que los aparatos con pantalla táctil funcionan gracias a los motores hápticos? Casi la totalidad de «nativos digitales» a los que les hablemos de esto, no tendrá conocimiento alguno de lo que les estamos comentando.

Esta situación está dividiendo el mundo en dos grandes grupos, los creadores digitales, aquellos capaces de generar contenidos, de desarrollar software, programar robótica, desarrollar hardware, etc?; y los consumidores digitales, que se limitan a consumir estos productos, generando beneficios, y permitiendo a los primeros que sean los que decidan qué contenidos generar. Es decir, alcanzar un control absoluto sobre el contenido que finalmente se consume.

Es un hecho que grandes empresarios tecnológicos como Bill Gates, Steve Jobs y Tim Cook, han limitado el uso de la tecnología desde siempre en sus hogares, no permitiendo que se utilicen aparatos electrónicos en ellos, hasta alcanzar edades avanzadas o limitando el uso a la supervisión estricta de los progenitores.

No son los únicos, en Sillicon Valley es una práctica habitual entre los trabajadores de grandes compañías tecnológicas y emprendedores, que prefieren facilitar a los niños herramientas para conocer el funcionamiento de la tecnología, y buscan actividades más creativas para fomentar que sus pequeños terminen siendo creadores digitales.

Si queremos ser una sociedad que esté a la vanguardia de la creatividad, de la creación de los contenidos digitales, es muy importante imitar el comportamiento de los grandes tecnólogos de Silicon Valley. Debemos formar a las nuevas generaciones del mismo modo.

Educar a nuestros hijos no como consumidores digitales, evitando darles pantallas para tenerlos entretenidos un rato consumiendo videojuegos y redes sociales. Debemos educarles para que la tecnología esté a su disposición y no ellos a la disposición de esta. Para que la misma se convierta en una herramienta y no una adicción.

De este modo crearemos una sociedad competitiva, con capacidad de liderar el cambio tecnológico que constantemente sucede a nuestro alrededor.