Nuestra música es la suma de lo que nos ha gustado toda la vida». Así resumen Asier y Enrico a Mastodonte, que es tanto el nombre de la banda, como el de su primer disco, como su manera de entender el espectáculo como algo enorme, ecléctico y con vocación trascendente. Eso sí, «al final todo tiene que estar al servicio de la canción», advierten.

P Instrucciones para escuchar a Mastodonte: ¿En la habitación, en una sala de conciertos, en un festival, en una pista de baile, en una celda de Abu Ghraib?

R ASIER: En todos los sitios que has dicho es perfecto y en todo momento. Pero si hay una forma en la que creo que vas a disfrutarlo más es sin prejuicios, porque es un disco que no tiene una etiqueta concreta. Bebe de muchas influencias, forma parte de lo que somos y de cómo somos, y el oyente va a disfrutarlo mucho más si no intenta analizarlo desde un lugar sino desde el qué me pasa cuando lo escucho.

P ¿Hablar de música sin etiquetas no es una etiqueta más?

R ENRICO: No teníamos más remedio que hacerlo así. Tenemos gustos tan diferentes que era imposible encasillarse en un estilo. En nuestra cabeza, mientras hacíamos el disco, no parábamos de pensar en cómo reaccionaría el público al escucharlo. Seguramente el disco está pensado desde las bases para el directo.

P ¿El disco es una excusa para salir al escenario?

R ASIER: No tanto una excusa pero sí es la herramienta para poder hacer el ritual, el aquí y ahora para sonar para el público. El pico, las atmósferas, el por qué hay una canción después de otra tiene que ver con eso. Somos muy fans de los discos conceptuales con los que ha crecido nuestra generación: Bowie, Pink Floyd... Eso donde mejor se expresa es en directo.

P El disco sigue un argumento, un arco vital del antes hasta el final de la vida. ¿Esto no va en contra de cómo se consume música actualmente?

R ASIER: Sí, es hacer lo que nos da la gana.

R ENRICO: Hoy en día y siempre lo interesante es ir a la contra, y por eso hemos sido muy fieles a cómo nos sentimos y lo que nos emociona. No hemos seguido el objetivo de vender más o sonar en la radio.

R ASIER: Visto el panorama, nos hemos empeñado en huir de las estrategias, porque ninguna funciona. La transparencia funciona más.

P Siempre puede pasar como con el fenómeno Rosalía, una estrategia que parece destinada al fracaso y que acaba triunfando.

R ENRICO: A mí me parece que ella es de verdad. Seguramente hay una maquinaria y mucha pasta metida, pero ella tiene personalidad.

P Hay quien dice que el nombre no hace a la cosa, pero en vuestro caso tengo la impresión que ese «Mastodonte» ha influido bastante en vuestra manera de hacer música.

R ASIER: Sí, a parte de tener una sonoridad que nos ha inspirado mucho en el sonido que queríamos hacer, algo barroco, intenso, contundente, también tenía algo que nos inspiraba mucho para lo que queríamos contar. Ese algo pesado con el que tenemos que lidiar durante toda nuestra vida, la sociedad, las vicisitudes y cómo nos enfrentamos a eso.

P De todas formas, los mastodontes se extinguieron. ¿No os preocupa?

R ASIER: No se extinguieron, siguen en la memoria, que es lo que pretendemos que pase con nuestra música, que se siga escuchando después de que nos muramos, aunque sea en un after cutre a las ocho de la mañana.

P ¿No os ha pasado como a los novelistas primerizos, que a veces pecan de querer meter demasiadas cosas en su debut?

R ASIER: Es posible, pero tengo la sensación de que lo he hecho todo así en la vida. Creo en la evolución de las personas y que mañana seremos diferentes a hoy. Por eso, lo que nos preocupa o nos gusta en la edad que teníamos al hacer el disco, lo que sentíamos sobre la música y el arte, es lo que hemos volcado en él. Nuestro manifiesto ha sido crear Mastodonte.

R ENRICO: Yo estoy muy contento, hemos conseguido ser honestos.

P Tan honestos que tú, Asier, que sufriste bullying de pequeño, cantas sobre ello sin tapujos en «El blues del niño». ¿Eso es una liberación o una venganza?

R ASIER: Ambas cosas. Creo en la venganza desde el amor. Mi venganza es que los que me acosaron en el colegio acaben bailando lo que yo canto.

P ¿Para ti, Enrico, que has estado trabajando tantos años al servicio de otros músicos, Mastodonte también ha supuesto una particular liberación?

R ENRICO: Yo llevo toda la vida buscando a un artista como Asier y un proyecto como éste. Asier es la «rock star» por antonomasia. Tiene una creatividad explosiva.

R ASIER: Nos venimos bien mutuamente. Me hace pararme y reflexionar. Es un tío muy sabio emocionalmente, y yo, que soy fracaso escolar, creo que la única inteligencia que tengo es emocional.

P ¿Ser una rock star con 40 años es bueno?

R ASIER: Sí, porque te pilla en el momento en el que eres más honesto, hacemos lo que nos emociona de verdad y nos gusta porque, total...

P ¿El oficio de actor te ha frenado el de ser músico?

R ASIER: No, la vida me ha llevado más actor pero creo que ha para enseñarme a contar las cosas y desde dónde hacerlo. Todo mi trabajo como actor me estaba preparando para ser honesto en un proyecto como éste. Encima del escenario también interpretas, pero eres tú en tu máxima expresión. Esto es lo más personal que he hecho, lo que en el fondo he soñado toda la vida.

P Sorprende que eso lo diga un actor de éxito.

R ASIER: Sí, algunos compañeros de profesión me dicen qué dónde voy, que con la música no se gana dinero. Pero esto no lo hago para ganar dinero, lo hago porque es lo que tocaba hacer.