Chema de la Peña le «conmocionó» leer, cuando tenía 18 años, La ciudad y los perros. Esa fascinación es la que, años después, le ha llevado a investigar la vida de su autor, Mario Vargas Llosa. El trabajo de esas averiguaciones queda reflejado en Mario y los perros, un documental en el que cuenta el viaje personal del Nobel desde los 10 a los 26 años; un periodo que pasó entre Lima, Piura, Madrid y París. En la cinta de 70 minutos, en la que participa de forma activa el escritor, se refleja la relación entre su vida y su primera obra.

P ¿La ciudad y los perros es más que un libro?

R Lo leí cuando era adolescente, me marcó mucho y fue un shock. La literatura que había leído hasta ese momento era más convencional y de repente me encontré con una novela diferente, donde no había buenos ni malos sino diferentes puntos de vista y eso me abrió la cabeza y los ojos hacia otro mundo. Me sorprendió su fuerza, su violencia, su incomprensible frescura, el dominio del lenguaje, su laberíntica estructura. Fue un libro que me conmocionó y quedó marcado en mi memoria.

P ¿Mario y los perros es más que un documental?

R En él se conjugan dos inquietudes mías, la lectura del libro y el camino iniciático de un creador desde que no es nadie hasta que consigue publicar su primera obra y que esta sea conocida. Un camino que no suele ser fácil y que, a veces, lleva mucho tiempo. En el caso de Mario ese viaje duró quince años. Fue un periodo lleno de determinación, tenacidad, ambición, talento y dedicación. Ahora todos sabemos hasta dónde ha llegado pero también que hay otros muchos autores que se han quedado en el camino. Su experiencia vital también es importante porque pasa de no ser nadie a serlo todo.

P ¿Pero por qué te ciñes a este periodo?

R Al principio me planteé hacer una biografía más amplia pero pensé que mejor centrarme en un periodo que hacerlo en toda una vida y hacerlo de modo superficial. Creo que esta es la época que define su vida y la que ayuda a entender cómo era el personaje y da algunas de las claves de su vida. Comencé a investigar sobre su adolescencia y juventud tratando de desvelar la estrecha relación entre esta obra y su vida y descubrí una existencia deslumbrante, llena de episodios virulentos y momentos difíciles.

P ¿Qué es lo que más te ha sorprendido del escritor y personaje Vargas Llosa?

R Se me hizo raro conocerlo porque llevaba dos años investigando sobre él y era como que ya lo conocía y que incluso era como de la familia. Vi y leí tantas cosas sobre él que ya me conocía sus gestos, sus contestaciones… El día que nos reunimos lo percibí como alguien muy cercano y amable y con una mirada muy entrañable. Yo creía que era una persona más altiva. Creo que la realidad hostil en la que se crió fue la que le conformó una personalidad inquieta, dura, provocadora y reactiva.

P A tu juicio, ¿quién y cómo es Vargas Llosa?

R Es difícil sacarlo del guion que él se ha hecho de él. Sobre personajes con esa biografía detrás es lógico que se cree una imaginería que al final les pesa. Cuando hablas con él, es cómo que ya tiene algunas respuestas aprendidas y es muy difícil sacarle de ahí. Para el documental tratamos de extraerle su lado más emocional y salía pero, cuando se daba cuenta, volvía a su discurso. Es una persona que cuida mucho su imagen.

P ¿Qué figura destacarías como clave en su vida?

R Su padre, que tiene una historia que muy poca gente conoce. Él, hasta los diez años, pensó que su padre había muerto pero de repente apareció en su vida y se fue a vivir con él. Fue un maltratador y los sometía a un régimen tirano. La reacción al enfrentamiento con su padre era desear ser adulto para irse de casa, y por otra, dedicarse a la literatura porque era algo que a su padre le disgustaba. La ira contra su padre la volcó en forjarse una vida como escritor. Creo que, sin la figura de su padre, Mario no sería lo que es.

P ¿Cómo reaccionó cuando le propusiste el trabajo?

R Fue complicado. Desde que contacté con él hasta que realizamos la grabación pasaron seis meses. Él se interesó por el proyecto pero su agenda le impedía hacerlo. A pesar de todo, mereció la pena esperar.

P ¿Y qué le ha parecido una vez montado?

R Le ha gustado, está bastante contento, lo apoya y vendrá al estreno. No puso ninguna condición.

P ¿Cómo ha sido colaborar con él?

R Sencillo. En Lima tiene un archivo completo con todo lo que ha hecho y nos lo abrió para que pudiéramos consultar lo que quisiéramos. Llama la atención que, desde pequeño, lo guardaba todo. Es como si supiera que iba a ser alguien importante. Es algo que me llamó la atención.

P Eres el director, guionista y productor.

R Sí, esta película tiene mucho trabajo detrás de documentación y sobre todo de recuperar imágenes de la época. Conseguir las imágenes de su época de Lima fue muy difícil.

P Una de las conclusiones que se extrae es que, para el Nobel, la lectura siempre fue el refugio y la válvula de escape a una vida difícil.

R De pequeño, para evadirse de lo que pasaba en su casa, se metía en la cama y se escondía y lo único que lo hacía feliz era leer y escribir.

P ¿Qué pretendes con esta película?

R Que mi fascinación por el libro se contagie a los que vean el documental. Me gustaría que la gente leyera o releyese La Ciudad y los perros. También me gustaría que la película fuera un punto de reivindicación porque ahora la figura de Mario se asocia más al corazón por estar con quien está (Isabel Preysler) y a la política por su respaldo a Ciudadanos que a la enorme figura literaria que es. Creo que hoy en día nadie cuestiona la aportación y valor que Vargas Llosa le ha dado a la literatura en castellano, pero también creo que pocos saben quién era ese joven insolente y desconocido que soñada con ser escritor en París. Este documental desvela la obstinación, el arrojo, la insolencia, el trabajo obsesivo y la fuerza vital que fue necesaria para que este libro irrumpiera con esa violencia renovadora en el mundo de la literatura.