Nuestros conflictos, miedos, angustias, necesidades, frustraciones, anhelos o sueños, por ejemplo, afloran cuando nos dejamos llevar. De forma natural o inducida. Si cerrar los ojos es soñar, sentarse ante un folio en blanco o realizar una obra plástica, requiere de un ejercicio de sinceridad. O de autoexploración. El arte requiere bucear en nosotros mismos; explorar nuestros «yoes» más profundos. La arteterapia, cuyos orígenes se podrían encontrar en las cavernas cuando el hombre plasmaba sus sentimientos y por tanto se aliviaba de sus dolores físicos, emocionales o espirituales, es un tipo de terapia artística que consiste en la utilización del arte como vía para sanar trastornos psicológicos, tratar miedos, bloqueos personales, traumas del pasado u otros trastornos. Pero también es una técnica de desarrollo personal, de autoconocimiento y de expresión emocional.

En la sesiones, el terapeuta ofrece instrucciones, pero es la persona la que sabe lo que su trabajo significa. Así, es mediante la actividad creativa como el paciente llega a la realización consciente del ejercicio, en el cual se manifiesta la parte más inconsciente. Sin ser necesarias grandes habilidades ni conocimientos plásticos, la obra es siempre valiosa porque nace de la autenticidad del creador. Para ello, es fundamental que la pieza se haga con espontaneidad, responsabilidad, conciencia y sinceridad. Lo importantes es lo que la persona rescata de su interior, lo que descubre. Así, es observando la creación y reflexionando sobre la misma como el terapeuta y el paciente ven reflejado el mundo interno y establecen dónde se encuentra el desequilibrio. Los elementos artísticos son la base para tomar conciencia y sobre ella se empezaran a efectuar cambios que se trasladaran al día a día. Por tanto requiere de un compromiso por parte del paciente, dado que es él quién se ha de responsabilizar en su proceso sanador. «En las sesiones salen a relucir cosas más profundas. Los resultados hablan por sí solos. Todo es más sutil y la obra tiene un poder mágico. En una sola sesión pueden obtenerse resultados maravillosos», apunta la terapeuta Florencia Pacheco.

Los terapeutas utilizan la terapia artística para abarcar áreas en las que una terapia verbal no alcanza. Cada vez se emplea más en residencias de ancianos, colectivos con problemas de integración, con deficiencias psíquicas, o con enfermos psiquiátricos, etc. También en el tratamiento de enfermedades como el estrés, la ansiedad, la fibromialgia o los trastornos alimenticios; igualmente es eficaz para paliar el fracaso escolar, trastornos de atención u otra serie de dificultades que muchos niños tienen en la actualidad.

¿Qué?

Es un tipo de terapia artística que consiste en la utilización del arte como vía terapéutica para sanar trastornos psicológicos, tratar miedos, bloqueos personales, traumas del pasado y otros trastornos. Es una disciplina que incrementa la creatividad por medio de la presencia consciente en la conexión con el aquí y el ahora que parte de la expresión emocional.. Se practica en sesiones individuales o en pequeños grupos bajo la conducción de un arteterapeuta. e historia que se encuadra dentro de las profesiones asistenciales. Para ejercer como arteterapeuta se requiere haber cursado una formación universitaria de postgrado especializada en Arteterapia de tres años de duración.

¿Para qué?

Se emplea para sanar trastornos psicológicos, tratar miedos, bloqueos personales, traumas del pasado, etc. También como una técnica de desarrollo personal, de autoconocimiento y de expresión emocional. Por tanto no es necesario poseer ningún trastorno psicológico, sino simplemente sentir la necesidad de explorarnos a través del arte.

Beneficios

  • La arteterapia ayuda a prevenir, reducir o gestionar el estrés. Las dinámicas de arteterapia incrementan el nivel de atención consciente de quienes están inmersos en ese proceso creativo. Al poner la atención en el presente inmediato, la mente se distancia del foco de las preocupaciones o de la rumiación mental.
  • Autoestima. La satisfacción personal de la creación en sí misma no solo parte de la motivación del cumplimiento del objetivo final, es decir, de la meta, sino también del propio proceso de aprendizaje asociado a esta vivencia. Cada creación es única e irrepetible, al igual que cada persona.
  • Expresión de sentimientos y emociones. A veces ocurre que la persona no encuentra las palabras adecuadas para poner nombre a aquello que le ocurre a nivel interno. El arte trasciende a la palabra y complementa esta manera de expresión a través de este lenguaje propio.
  • Autoconocimiento. Cuando una persona escribe un diario puede volver a releer lo escrito como una manifestación de su situación actual del momento (o retomar esta lectura en el futuro para conectar con el pasado). Esta introspección también está presente en la arteterapia puesto que el autor observa una manifestación de sí mismo en la creación realizada.
  • Desarrollo de la creatividad. La imaginación y la creatividad son cualidades que, a veces, quedan adormecidas bajo el síndrome de la ocupación constante. Sin embargo, cuando alimentas tu ser creativo eres más libre y más feliz.