En la meca del cine, el jefe de un estudio cinematográfico dedica su tiempo a seducir a artistas guapas, comprar a la prensa y hacer películas de nulo interés cultural. A él tan sólo le importa el sexo, el poder y el dinero. Hasta que una joven aspirante a actriz se resiste a ponerle precio a su carrera, precipitando la caída del magnate hasta lo más hondo del escalafón social. ¿Les suena la historia?, ¿les remite a alguien? , la comedia, en versión de Bernabé Rico y dirigida por Juan Carlos Rubio, pone el foco desde el humor en el escándalo de Harvey Weinstein y en las cloacas del Hollywood dorado. La obra se estrenó en Londres bajo el nombre de «Bitter Wheat» con John Malkovich como protagonista y dirigida por el propio autor. En el teatro Olympia, «Trigo sucio», escrita por David Mamet, será representada por Nancho Novo, Eva Isanta, Candela Serrat y Fernando Ramallo.

Que a una obra le preceda tanto éxito, ¿es una presión añadida?

Sobre todo, es un privilegio el poder hacer teatro en estos tiempos. Hay que dar las gracias a los espectadores valientes que van al teatro y apuestan por la cultura segura. Para mí es fundamental el espectador y llenar el aforo permitido ya es un gran éxito. Que una persona se movilice para ir al teatro es un regalo. Ese es nuestro éxito. Nos hemos encontrado con una muy buena acogida. En la obra, Nancho Novo hace un papel impresionante porque a su alrededor giramos todos, él es el protagonista absoluto de la función y crea a un personaje de un productor absolutamente depravado, un pez gordo de la industria simpatiquísimo que la gente se ríe con él y se lo quiere comer. Es dificilísimo hacer lo que él hace.

¿Se puede recrear un tema tan espinoso como este en clave de comedia?

Me parece una valentía por parte de David Mamet, un autor que nos tiene acostumbrados a hacer estos giros mortales, él se mete con todo lo que sucede y hace unos análisis sociales muy incisivos; lo estadounidense le gusta mucho y sabe cómo tratarlo. Mamet crea un paralelismo con la figura de Harvey Weinstein y el Metoo y lo convierte en algo universal. Trata un tema absolutamente escabroso, sí, pero le da un giro de tuerca y lo convierte en comedia. No sé, es como si se sacara un conejo de la chistera.

De una u otra forma, ¡qué importante es alzar la voz!

El teatro tiene que ser eso. Está muy bien entretener, pero hay que ir más allá. Yo cada vez estoy más a favor del teatro corto, concreto y conciso, porque llega más; estamos en una sociedad en la que el tiempo es oro porque nos movemos a un ritmo vertiginoso. Bueno excepto ahora que parece que la covid nos ha hecho parar el tren. Es inteligente por parte de Mamet tratar este tema de una manera concreta, corta para el espectador y al mismo tiempo brillante desde el punto de vista de la comedia y la sátira. Uno se puede entretener saliendo del teatro y reflexionando. Para mí lo idóneo es ver, reirte y pensar. Creo que, de una u otra forma, todo el mundo nos vamos a ver reflejados en la función; las mujeres, por ejemplo, nos vamos a ver identificadas en algunos momentos en los que se antepone el interés como objeto sexual a nuestra labor profesional. Qué diga a quién no le ha pasado. Estoy segura de que a muchas, determinadas frases que se pronuncian sobre el escenario, le recordarán a algún jefe o a la salida de tono de algún compañero.

¿Todavía crees que hay gente a la que sólo le importa el sexo, el poder y el dinero?

Mucha gente, más de la que nos imaginamos. Muchos se mueven por el abuso de poder en cualquier ámbito. El poder, unido a la codicia y el ego lleva a algunos a ser unos jefes absolutamente pervertidos.

Interpretas a la mujer que ayuda al depredador sexual con los malos tratos a otras mujeres. ¿Llegaste a entender al personaje?

Me encanta hacer personajes que de entrada me producen rechazo porque son un reto, es como el abogado que tiene que defender al criminal. Todo el mundo tiene unas circunstancias que lo llevan a actuar de determinada manera. En el caso de Sandra, ella es una mujer que actúa así movida por cosas muy potentes como pueden ser los sentimientos o la ambición, entre otras cosas. Hay una serie de condicionantes que se descubren al final de la función que te hacen pensar porqué esta mujer está ahí. Yo desde el principio la he amparado y la he querido porque me parece que es una mujer que no es una víctima del depredador y sí una cómplice y digamos que la maldad también se elige en la vida. Me encanta hacer este tipo de personajes que están alejados de los valores morales y éticos de la mayoría de la sociedad pero que te permiten entender porqué un criminal mata porque todo el mundo tiene una historia detrás.

¿Te incomoda que por culpa de esta obra te pregunten por este tipo de temas?

No, es más, creo que es necesario. Creo que el teatro y cualquier tipo de ficción, además de entretener, tiene que tener una labor de reflexión, de reflejo de la realidad y de poner en cuestión un montón de cosas que solo se pueden tratar desde la ficción y que, a su vez, pueden hacer que la sociedad cambie un poco. Todo lo que conlleve remover valores o ponerme yo en cuestionamiento me gusta. En el proceso de creación hablábamos mucho de todo esto. Con Candela Serrat, la actriz que interpreta a la actriz acosada, he hablado mucho sobre si todo el mundo tiene un precio y dónde está tu precio. Es algo que me parece interesantísimo. Sé que más de un espectador pensará: ¿qué haría yo si fuera esa chica?. La verdad es que no todo el mundo tiene un precio material y no es lo mismo que tu interés sea conseguir un bolso de Loewe que un Porsche.

¿Cómo ha sido trabajar con Juan Carlos Rubio?

Maravilloso. Nos llevábamos buscando hace un montón de tiempo. Nos conocíamos desde hace muchísimo y he visto su evolución desde que él era actor y luego como director. Tenemos muchos amigos en común. Me moría de ganas por trabajar con él. Él me había ofrecido un par de cosas pero nunca habíamos coincidido por no poder cuadrar agendas ya que combinar tele con teatro es muy complicado. Por fin hemos coincidido y ahora le digo que quiero trabajar con él todo el rato.

No me resisto, después de tanto tiempo, ¿se imagina su vida sin Cuqui y «La que se avecina»?

Claro, al terminar la temporada 12 dejamos los platós donde se grababa y fue todo un drama. Ahora parece que retomaremos las grabaciones después del verano con nuevos platós y decorados. Nos dio mucha ilusión cuando Mediaset nos dijo que el proyecto continuaba.