Bar Cassalla, más que tapas

El secreto de su éxito es sencillo. Dan al cliente lo que el cliente quiere. Ni más ni menos. Son empresarios

Quique Barella y Nestor  Vaccaro en la cocina de  Cassalla

Quique Barella y Nestor Vaccaro en la cocina de Cassalla / Urban

Santos Ruiz

Bar Cassalla es el último retoño del grupo Gastroadictos, una de las corporaciones empresariales más importantes de la ciudad que está agitando, y de qué manera, el panorama gastronómico de València. Primero fue Mistela, luego Sastrería, Cremaet… y ahora Cassalla. Cuatro inauguraciones en tres años y medio. Todos aún abiertos y funcionando a todo trapo. El secreto de su éxito es sencillo. Dan al cliente lo que el cliente quiere. Ni más ni menos. Son empresarios. Les gusta la hostelería, claro, pero ante todo son empresarios. Estudian el mercado, diseñan un producto que responda a las necesidades de los consumidores y tratan de venderlo a un precio que el cliente esté dispuesto a pagar. Así, sin tintes heroicos, ni pasionales. Trabajan mucho, se ganan la vida y los vecinos de los barrios de València tienen locales molones donde pasar un rato con los amigos mientras comen dignamente. También de esto va la hostelería. 

Ensaladilla cassalla

Ensaladilla cassalla / Urban

La propuesta de Bar Cassalla es muy sensata. Se extiende, sobre todo, en las tapas para compartir al centro. Normal teniendo en cuenta que esto es un bar. Son tapas de toda la vida a las que Quique Barella, chef ejecutivo del grupo y creador de la carta, les ha querido dar un toque diferente. No podemos hablar de creatividad porque entiendo que Quique no ha querido inventar nada. Más bien se trata de refrescar las propuestas de siempre. Por ejemplo, su ensaladilla Cassalla es una receta muy tradicional que adorna con una ventresca en aceite y un crujiente que le da textura. Sus croquetas juegan con recetas tradicionales y sabores actuales, su torrezno se marina y cuece a baja temperatura antes de pasar por el horno y su steak tartar se prepara de una manera clásica pero se sirve sobre una tosta de pan con un toque de tuétano. 

Bikini  trufado.

Bikini trufado. / Urban

En este bar también se puede comer de una manera más seria. Hay arroces, sí, pero sobre todo hay brasas. A ella está dedicada una parte importante de la carta. Es la moda: buscar la verdad en el fuego. Tal vez porque ya nos sabemos todos los recursos de la cocina al vacío y todos los trucos de la cocina tecnoemocional, tal vez porque el trampantojo ya no haga gracia ni la esferificación sorprenda. Lo cierto es que las brasas son hoy el refugio de la cocina que quiere mostrarse sincera. Aquí se juega con ella en las entradas (ventresca, gamba, navajas…..) pero también en los platos principales. En ese apartado la carta se extiende sobre todo en el territorio de las carnes (entrecot, chuleta de vaca, picantón…), mariscos y algún pescado que, sin ser silvestre, tiene una calidad bastante digna.

Montadito de steal tartare

Montadito de steal tartare / Urban

Cassalla abre de 9:30 hasta pasada la media noche, como los bares de toda la vida. Obviamente la oferta va cambiando. Hacen almuerzos (con bocatas y raciones), aperitivos, comidas… siempre hay gente. A mediodía los ves comiendo un arroz, por la noche tapeando y, a cualquier hora, acompañando una cerveza con algo de laterío y tapas frías que se sirven en una barra inmensa y tentadora. 

Uno de los mejores valores del restaurante es la sala. En estos tiempos, en los que conseguir personal para el comedor parece una hazaña, Gastroadictos exhibe una plantilla de jóvenes que transmiten ilusión y dinamismo. Trabajan rápido, trabajan bien y sonríen siempre. Casi ninguno supera la treintena pero exhiben un oficio envidiable. Pocos bares he visto tan bien servidos como éste. 

Tarta de queso

Tarta de queso / Urban

¿Dónde? Calle del Buen Orden, 19. València

Teléfono: 960835223

Lo mejor. El servicio. Siempre atento y siempre sonriente.. 

Lo mejorable. Como en cualquier bar, cuando la gente bebe se le escucha.

Lo imprescindible. Que cunda el ejemplo. Hay mercado para una hostelería con ambiciones en los barrios de Valencia. .

 PRECIO MEDIO. 30 Euros.