Un canto a la libertad de expresión

La compañía teatral Els Joglars actúa hoy en el festival Més Sagunt a Escena, donde representará la obra «¡Qué salga Aristófanes!»

Els Joglars.

Els Joglars. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

Un catedrático de lenguas clásicas es internado en un Centro de Reeducación Psicocultural tras las secuelas mentales que ha supuesto su destitución de la universidad. Aunque parezca algo irracional, ese es el inicio de la comedia «¡Qué salga Aristófanes!», que será interpretada por el grupo teatral Els Joglars esta noche en Sagunt, dentro de la programación del festival Més Escena a Sagunt. A través de esta obra, la compañía pretende viajar a los orígenes del teatro para rendir homenaje al género de la comedia y al creador de la sátira: Aristófanes. 

Sin embargo, su internamiento no supone ningún problema para el protagonista que, por momentos, asume la personalidad de Aristófanes, por lo que, entre la realidad y la ficción, se imagina al dramaturgo griego como modelo de libertad frente a una sociedad cada vez más repleta de tabús intocables. La obra, sin duda, es un grito a la libertad de expresión y la hipocresía de la sociedad. «Parece que si no sigues las tendencias, creen que te tienen que reeducar», señala Ramón Fontserè, el director del grupo teatral, quien añade que «el protagonista tiene una ética rechazada por la moral actual». 

El director de la compañía también critica la libertad de expresión actual. «Parece que la gente sólo la reclama para ellos y sólo lo defienden cuando les gusta a ellos, pero no para los demás. Todos tenemos el mismo derecho a opinar», reivindica. En este sentido, Fontserè explica que en los años 80 y 90 había mucha más libertad. «Temas que tratábamos como el feminismo o el animalismo, ahora nos hubieran lapidado porque parece que la ofensa está de moda». 

Orígenes

Els Joglars nació en 1961 con un teatro que compaginaba la investigación fuera de cualquier convencionalismo y la popularidad. Se trata de la compañía privada más antigua de España y seguramente de Europa. Durante estos 62 años, han seguido luchando por sus valores a través de representaciones críticas relacionadas con la realidad del momento. Por eso, Els Joglars sufrió prisión y un consejo de guerra militar por las representaciones de «La Torna» en 1977. Sin embargo, obra tras obra, la compañía se ha ganado el carisma de la sociedad española. 

Para ellos, la fórmula es bastante clara. «Hemos estado muy activos y haciendo obras constantemente. La pasión, la libertad y el trabajo artístico han sido fundamentales», recalca. Por eso, es fundamental el ensayo. Els Joglars invierten entre cuatro y cinco meses para prepararse. «Para nosotros es más importante el ensayo, que es lo que nos mantiene y hace que todo funcione. Intentamos basarnos en nuestros referentes, que ha destacado en su tiempo», recalca el director.

Els Joglars.

Els Joglars. / Levante-EMV

La historia de Els Joglars es la historia de la búsqueda y la investigación constante y de la construcción de un lenguaje teatral partiendo de la escuela del mimo clásico hasta la incorporación de todos los elementos dramáticos posible. 

Todo ello ha comportado que la compañía obtenga una gran cantidad de premios. Entre ellos, destaca el Premio de Honor del Teatro Juan Bravo de Segovia a Albert Boadella -antiguo director- por su dedicación y amor de toda la vida a las artes escénicas en 2009 o el Premio «Trovador 2008» como reconocimiento a la trayectoria profesional y artística de la compañía, del «Festival de los Castillos de Alcañiz»

Reflexionar

Aunque la compañía tiene claro que el teatro está para entretener, recalcan que también es una herramienta para hacer reflexionar a la sociedad en torno a ciertos temas. Sin embargo, en palabras del director, parece que «estamos viviendo una Inquisición en todos los sentidos». Añade: «Todo el mundo se ofende e, incluso, hay actores a los que se les ha señalado porque estamos viviendo una pérdida del sentido común». Sin embargo, la compañía ha luchado contra todas las adversidades. «No nos hemos reprimido, pero hemos sido conscientes del peligro que esto nos ha podido suponer, por lo que hay que ver que terrenos se puede tocar», lamenta.

En la obra, Aristófanes denuncia esta nueva Inquisición a través de su personaje. «En el 83, cuando yo empecé, había un público que nos apoyaba, aunque hubiese denuncias. Ahora, desgraciadamente, parece que todo son censores. Antes, al menos, sabíamos quienes eran», remarca el director. Un ejemplo de ello son las redes sociales. Desde detrás de una pantalla, cualquiera puede verter un comentario, ya sea positivo o negativo, con total impunidad. «Las redes sociales dan vida a esto. Ha faltado el sentido común», señala. 

La compañía lamenta que la sociedad española se encuentra polarizada. «Si dudas de una cosa, ya eres facha. Parece que la palabra facha se ha vulgarizado», denuncia. Aunque la obra reivindica estos temas, Fontserè se muestra pesimista. «No creo que cambie. Sólo hay que ver el nivel político, que es ínfimo. En otros países, los partidos se unen y aquí esto es imposible. No aprenden», destaca. El director concluye que «parece que hay que dividir a la sociedad». Por eso, anima a la gente a acudir a la obra porque también es «una manera de generar opiniones diversas».