Maror, cuando nada es lo que parece

Maror es comedia, es drama, es suspense. En Maror, el público entrará en veinticuatro horas de la vida de una familia aparentemente feliz y acomodada donde nada es lo que parece. Se puede ver en el Teatre Talia.

Josep Manel Casany, Paloma Vidal y Sergio Caballero actuan en Maror en el Teatre Talia

Josep Manel Casany, Paloma Vidal y Sergio Caballero actuan en Maror en el Teatre Talia / Urban

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Hay temas que no pasan de moda. Y, quizás por ello, Maror, la obra que Rodolf Sirera pone sobre las tablas del Teatro Talia hasta el 21 de abril sigue tan actual como cuando la escribió y se estrenó hace treinta años en Barcelona. Su éxito, en parte, estriba en el misterio que acompaña a una historia donde nada es lo que parece. «Cuando los productores me lo plantearon me alegré muchísimo porque es una obra a la que le tengo especial cariño y que siempre ha sido muy bien recibida por el público», apunta Sirera, feliz por ser el autor de una pieza que contiene «sorpresa y misterio» e incluso, apunta, «pone en cuestión la verdad de lo que dicen los personajes». Y es que en Maror, ambientada en los años 80, nunca se sabe por dónde van a salir los personajes y que es lo que mueve la trama. «El espectador llega a un punto que no sabe cuáles son los deseos y las aspiraciones de cada personaje, quién dice la verdad o quién miente. Maror es, por encima de todo, una comedia de misterio con humor negro», explica el autor.

En Maror, hasta ahora representada en valenciano, se juega con la complicidad del público que, durante toda la representación se pregunta: ¿esto será verdad o mentira? 

Sergio Caballero y Lola Moltó actúan en Maror en el Talia

Sergio Caballero y Lola Moltó actúan en Maror en el Talia / Urban

En la pieza, Isabel, la protagonista, es una mujer comprometida con el tiempo en el que vive, defensora del papel de la mujer en la sociedad y escritora de literatura popular a la que siempre acompaña el éxito. Pero llega un momento en el que decide dar un cambio radical a su trayectoria profesional y personal. Como mujer, se encuentra en la plenitud de su vida, pero se siente aburrida de un matrimonio que se ha acomodado a la rutina. En el ámbito profesional, quiere escribir lo que le apetece, sin el dictado de las editoriales, ni teniendo que buscar exclusivamente el éxito de ventas. Su mejor novela, piensa, está todavía por escribir, pero... ¿será ficción o realidad? Lo que quiere Isabel es cambiar las reglas del género. 

Con esta trama, desde su butaca, el espectador entrará en la vida aparentemente cotidiana de una familia acomodada, en la que acompañan a la protagonista un marido amable, una hija maravillosa y una hermana que le ha dedicado toda su vida. Todos relacionándose con aparente cordialidad. Esta será la cara amable de una realidad que se irá transformando a lo largo de la historia, hasta el momento en que cada personaje muestre sus verdaderos objetivos. « La obra gira sobre el tema de la mentira y de cómo en las relaciones sociales nunca sabemos verdaderamente qué es lo que dice el otro y, si lo que dice el otro, verdaderamente es cierto o no es cierto. Jugamos con eso. Mostramos lo que ocurre en el seno de una familia que calla muchas cosas, existen deseos ocultos y hay traiciones aunque todo parezca que va la mar de bien. Es una historia con crimen incluido y con alguna sorpresa, o más de una, en el tramo final de la comedia», relata el autor que, aprovecha, para poner en valor el «maravilloso» y «fantástico» trabajo de Josep Manel Casany, Paloma Vidal, Lola Moltó, Sergio Caballero y Paula Braguinsky.

Josep Manel Casany actúa en Maror, en el Talia

Josep Manel Casany actúa en Maror, en el Talia / Urban

«Los actores son estupendos. Han acertado con el reparto así como con la dirección de Juan Luis Iborra porque está todo muy ajustado. Todos le han cogido muy bien el tono a la obra. El otro día estábamos viendo un ensayo Juan Luis y yo y él me decía que la historia era tremenda y verdaderamente apasionante. Yo creo que el éxito es que no te descuelgas de lo que ocurre porque cada cosa o cada situación no la ves solamente a través de los ojos de unos personajes, sino que hay otros que lo han visto, o lo han escuchado o espiado. ¿Y qué se pretende? ¿herir al otro? ¿por qué? ¿qué venganza hay y qué fin? Eso es un poco la trama de la obra. Yo insisto muchísimo, es una obra de misterio», remarca, «muy animado», al ver que su obra sigue vigente tal y como él la escribió hace treinta años. Una época, bromea, en la que por ejemplo aún no existían los teléfonos móviles y en la que la mujer aún sufría el peso de una sociedad represiva y machista. Una época en la que sobre la figura de la tía soltera se descargaba todo el peso de la gestión doméstica y cuando si era la esposa la que aportaba grandes ingresos a la economía familiar era el marido el que figuraba casi siempre como representante o administrador de sus ganancias de la esposa. Unos años en los que, si un matrimonio bien situado económicamente no tenía hijos propios, no dudaba en exhibir su «responsabilidad social» adoptándolos. Y eso es lo que muestran los cuatro personajes centrales de una historia en la que, una familia aparentemente bien avenida, se reúne para pasar un fin de semana en un chalé cerca de la costa. Un fin de semana, que debería ser apacible y acaba no siéndolo porque ocurrirán hechos inesperados que serán interpretados de manera distinta, y contradictoria, por los miembros de la familia.

Sirera, por cierto, anda muy feliz porque el lugar elegido para volver a mostrar Maror es el teatro Talia. «Es un espacio al que le tengo un cariño muy grande porque me siento muy ligado a él. De pequeño mi padre me llevaba allí todos los domingo porque era de la junta directiva de la Casa de los obreros. Allí he visto un centenar de obras que me han servido mucho para formarme». Ahora, la situación se invierte y son otros los que ven sus obras.

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