El presidente del Valencia, Amadeo Salvo, reiteró en la Junta General Ordinaria de Accionistas del pasado jueves el compromiso del singapurense Peter Lim de terminar el nuevo estadio para 2019, año del centenario del club. El dirigente lo dio por seguro al final del largo discurso que pronunció ante los 433 asistentes, con el que repasó todos los asuntos a los que la entidad debe hacer frente con el nuevo proyecto. Y algunas de sus palabras sobre el recinto de la Avenida de Les Corts Valencianes sorprendieron por su alto contenido crítico. Salvo y su Consejo de Administración, con el apoyo de Aurelio Martínez, han cambiado durante este tiempo el concepto del nuevo Mestalla, alejado del proyecto original que se presentó pomposamente en la Ciutat de les Arts y les Ciències en 2006. Pero, hasta el jueves, no salieron de la boca del presidente unas manifestaciones tan duras sobre aquel boceto, ya medio construido y con un gasto invertido de más de cien millones de euros.

«Ese solar costó 56 millones de euros, con lo que es el más caro de la historia de la humanidad», dijo Salvo, que en 2013 presentó un nuevo proyecto sobre el recinto, rehecho por el arquitecto Mark Fenwick, el mismo que realizó el diseño original. Hace un año, Fenwick realizó junto a Salvo cambios como la reducción del aforo (de 75.000 a 61.000 asientos), un leve cambio en la fachada y la reducción de la cubierta. El jueves, Salvo ofreció novedades sobre los últimos cambios ideados, quizá después de haberlo hablado con Peter Lim. Será el tercer proyecto para un campo cuyas obras se paralizaron en 2009 por la falta de financiación.

El presidente criticó duramente, por ejemplo, el despilfarro en la construcción del parking subterráneo, de dos plantas, y con capacidad para 3.500 plazas de parking. «Ese aparcamiento es inútil. Se han gastado 50 millones en un parking que no sirve para nada, absolutamente para nada», en referencia a la imposibilidad de dar salida a tantos vehículos al final del partido en un corto espacio de tiempo.

La famosa pista de atletismo, uno de los asuntos más criticados del proyecto original, también fue reprobado por Salvo, con cierto sarcasmo. «También iba una pista de atletismo que el propietario aceptó. Las gradas de los fondos eran como las gradas de Saint Denis, donde hay que ver el fútbol con prismáticos. Vamos a modificarlo. La Real Sociedad está quitando las pistas, el Juventus tuvo que construirse otro campo y el Almería está reduciendo el espacio. ¿Aquí nadie les había dicho esto?», comentó Salvo.

Una Comisión de Análisis estudia, aseguró Salvo, todos los cambios que se van a producir en el diseño del campo, la primera visita que realizó Peter Lim nada más aterrizar en el aeropuerto de Manises, el pasado 25 de octubre. Las modificaciones serán plasmadas otra vez sobre el papel. El objetivo, añadió Salvo el jueves, es presentar un calendario de las obras a finales «de 2016 ó 2017», para que esté listo para el traslado del equipo en el año 2019.

Desde que Lim entró en el proceso de venta, tanto Salvo como Aurelio Martínez anunciaron la preocupación del singapurense por el estadio, que necesita una inyección de entre 100 y 150 millones de euros para ser terminado. Con los cimientos ya construidos, falta la vestimenta y la equipación del estadio.