Primer día de trabajo en Austria. Ha sido un día exigente de trabajo. Todos hemos acabado cansados, pero después será bueno para nosotros. El trabajo de las pretemporadas es fundamental. Por eso hay que esforzarse.

Cada momento que pasa me voy dando cuenta de la grandeza de este club. Se nota en todo, desde que te levantas hasta que te acuestas. Tampoco estaba acostumbrado a tantos medios de comunicación, pero es algo a lo que uno se tiene que ir habituando. Es buena señal. El Valencia es un club «grande», qué narices. Allí en Vigo estaba más tranquilo, pero lo entiendo. También es mi trabajo.

De lo que estoy contento es de mi compañero de habitación. He tenido la suerte de compartirla con Gayà. Lo conocí cuando tenía 17 años y es una gran persona y un gran futbolista. Lo tiene todo. Bueno casi todo. En lo que no es tan bueno es a la Play Station. Es broma...

Solo llevo cuatro días aquí y me siento como en casa. La gente me ha recibido con los brazos abiertos y desde aquí, mi rincón que estreno, quiero agradecérselo. Y a mi buen amigo Yoel que me está ayudando mucho. La verdad es que ha sido un gusto poder reencontrarme con él. Entre él y Gayà me estoy integrando muy bien en el equipo. El ambiente, la verdad, es fantástico.

Ahora solo pienso en el partido, el primero y en el que lo voy a dar todo, como estoy haciendo en los entrenamientos. No puedes despistarse ni un segundo y hay que aprovechar al máximo todas las oportunidades.

Por suerte salvé mi pelo. Nos ha tocado cantar a los nuevos. Bakkali se defendió en francés y yo canté la «Bomba» encima de la mesa. A los que cantaban mal les cortarán el pelo y eso ya lo sufrí en Vigo. Me dejaron pelao. Todavía tengo la foto. Se la he enseñado a Yoel. Ahora, por suerte, ya soy un cantante casi profesional.