Dos equipos heridos, dos entrenadores en apuros, dos grandes plantillas desfiguradas, dos aficiones desencantadas y dos proyectos en la encrucijada frente a frente a frente. El Sevilla recibe al Valencia. Un partido con tintes de final. Hoy, en el Sánchez Pizjuán, hay más que tres puntos en juego. Se compite, tanto unos como otros, para redimirse. Se busca el perdón y para ello urge una reacción. En el Valencia se es muy consciente de lo que hay en juego. En la cara de los jugadores se evidencia la tensión. Las críticas, que inicialmente se focalizaron sobre el cuestionado Nuno, empiezan a repartirse entre una plantilla que, por una u otras razones, no está ofreciendo el resultado esperado. Al menos, en el juego. Los resultados hablan de otra cosa. Antes de arrancar la jornada, el Valencia, con diecinueve puntos, era séptimo a sólo dos de los puestos que dan acceso a la Liga de Campeones. El Sevilla, en cuanto a puntos, anda peor ya que el equipo de Unai Emery es decimosegundo y está a cuatro puntos del Valencia.

El partido, para el equipo de Nuno, vuelve a ser todo un desafío. Por todo. El equipo, tras el batacazo ante el Zenit, necesita volver a aprovisionarse de moral. Caer en San Petersburgo fue un mazazo, que se agravó al comprobar que el Valencia ya no depende de él mismo tras la victoria del Gent, para estar en octavos de la Liga de Campeones. Con sólo dos entrenamientos como preparación se planta hoy en Sevilla. Lo hará, como empieza a se habitual, con bajas. Importantes. André, que ayer no trabajó, viaja con molestias y ha sido descartado.

Así Nuno sale con Ryan, Cancelo, Santos, Abdennour, Gayà; Fuego, Danilo, Parejo, Enzo Pérez; Santi Mina y Alcácer