Como en la mítica canción de Lou Reed, el delantero uruguayo Luis Suárez, de 28 años, no puede escapar de su lado salvaje. Así lo demostró el sábado por la noche en Mestalla al pisar con mala intención y mucho disimulo al central valencianista Abdennour, que mostró las secuelas de la acción en su cuenta de Instagram. Después Suárez dijo que había sido involuntario y que le había pedido perdón al zaguero tunecino. Este, sin embargo, no se conformó con las disculpas. Y mostró las heridas al mundo en las redes sociales como exigiendo un castigo a Suárez que no llegará puesto que el árbitro del dueño, Jaime Latre, ni siquiera amonestó el pisotón. Ni él ni sus ayudantes se percataron de la agresión.

Abdennour publicó un collage fotográfico enseñando los moratones en su cuerpo de los tacos del uruguayo: primero en el pie y después, antes de caer Suárez, en el brazo de Abdennour, que yacía antes sobre el césped.

El ariete, autor del gol azulgrana en Mestalla, pisó a Abdennour «sin querer», según dijo, aunque las imágenes lo desmienten. El director deportivo barcelonista, el castellonense Robert Fernández, señaló, al ser preguntado por la acción, que Abdennour había «ido a provocar» al delantero uruguayo. El historial de agresiones de Suárez es largo y variopinto. La más impactante fue el mordisco a Chiellini, central de Italia, en el pasado Mundial de Brasil 2014. La FIFA sancionó a Suárez con cuatro meses fuera de los terrenos de juego, castigo que cumplió el curso pasado ya como jugador del Barça, a donde llegó procedente del Liverpool.