No hay rival más fascinante para el Valencia que el Real Madrid, que aterrizó ayer en Manises de la mano de Rafa Benítez, el técnico más laureado de la historia de Mestalla. Palabras mayores. El Valencia de Gary Neville necesita un punto de inflexión ante el gigante blanco para volver a entrar en una Liga que se le ha ido escurriendo en las últimas seis jornadas. El Madrid sabe que un pinchazo en Mestalla supondría la sentencia de un entrenador cada vez más cuestionado en Chamartín. Todos los ingredientes para una noche apasionante de fútbol.

Benítez vuelve por primera vez como rival a Mestalla, 11 años después de haber conquistado dos Ligas y una Liga Europa con el Valencia. Tiene derecho a permanecer para siempre en el corazón de Mestalla, por mucho que sus gestos desesperados como madridista (esos lloriqueos el día de su presentación en el Bernabéu y esas declaraciones: «Este es el escudo más importante del mundo») chirríen tanto en el imaginario valencianista. Sobre todo porque aquí se recuerdan sus sentencias en los duelos contra el Madrid por conquistar las dos Ligas (2002 y 2004): «Contra el Madrid hay que hacer el doble para conseguir la mitad».

Conspiración y pancarta

Los tiempos han cambiado y ahora Benítez ya no se queja de los árbitros, pero sí de una conspiración contra él, contra su presidente, Florentino Pérez, y contra el Real Madrid. La grada del Gol Gran, sin embargo, se queda con el recuerdo de aquel entrenador que hizo volar a Ayala, Albelda, Baraja, Vicente y Mista, entre otros, y hoy le dedicará una pancarta: «Siempre agradecidos».

Ninguno de los dos equipos llega a la cita en su mejor momento. El Valencia, castigado por las lesiones y la mala planificación, trata de encontrar un hilo de juego alentado por el entusiasmo de su entrenador, Gary Neville, que se queda con la segunda parte del pasado jueves en El Madrigal para albergar esperanzas. La prueba de jugar con tres centrales y dos delanteros (Negredo y Alcácer) ante el Villarreal no resultó satisfactoria. Es previsible que el técnico inglés refuerce el centro del campo con cinco jugadores pra tratar de frenar el poderío ofensivo blanco.

La referencia es el empate del pasado noviembre ante el Barça, con el gol final de Santi Mina, en el impás entre Nuno y Gary Neville, con Voro en el banquillo. Sobre todo en lo que respecta al ambiente espectacular de Mestalla, siempre tan entregado cuando la visita es de tanto postín. Pero el juego debe mejorar. No basta con el entusiasmo. Solo André Gomes dio muestras en El Madrigal de acercarse a su mejor versión. El resto está muy lejos. Hasta la estrella del portero Jaume Doménech, tan relevante en el primer tercio de la Liga, se ha apagado en las últimas jornadas.

Gary Neville recupera en la convocatoria a Rodrigo Moreno, el delantero hispano-brasileño lesionado de la rodilla el pasado 25 de octubre tras un mal movimiento en el Calderón. Sin embargo, es improbable que juegue habida cuenta de la precaución de Neville con los futbolistas recién restablecidos. No quiere que vuelvan a caer. Siguen lesionados o convalecientes Diego Alves, Mustafi, Gayà y Bakkali.

El Madrid, por su lado, ha tirado de sus individualidades para seguir la estela del Atlético y del Barça. El juego colectivo de Benítez no aparece. Y las estrellas del equipo no han perdido oportunidad para manifestarle al técnico su descontento, nada que ver con la química que tenían con Ancelotti. Mestalla ha sido tradicionalmente hostil para el Madrid y ya el año pasado le cortó una racha de 22 victorias consecutivas. Ante la grandeza de la cita, hasta la presidenta valencianista, Layhooh Chan, publicó una carta en la que pidió ayer unidad al valencianismo para batir al rival blanco.