Los jugadores del Valencia CF sufrieron ayer el peor recibimiento que Mestalla recuerda. A la llegada del autobús al estadio para disputar el partido de vuelta de la Copa del Rey ante el FC Barcelona, los aficionados les recibieron al grito de «mercenarios», «perros», y una larga lista de improperios. Fue algo atronador. Una lluvia de silbidos, abucheos e insultos, que evidencian la ruptura de relaciones entre la hinchada y la plantilla.

Fue una manifestación espontánea. Nada preparado ni organizado. Sólo la afición que había acudido a Mestalla para presenciar el partido ante el Barça o que, simplemente, se había acercado para posteriormente tomar la decisión de no entrar al estadio en clara señal de protesta.

«Vengo por mi hijo. Quiere ver al Barça. Dice que el Valencia es muy malo. Es triste que los que hemos mamado el valencianismo tengamos que sufrir una situación así», decía Raúl G, accionista del club. «Es que no hay derecho. Es una vergüenza. No se puede perder por muy Barça que sea 7-0 y ofrecer esa imagen. Yo no voy a entrar», comentaba José Manuel, otro aficionado. Y como José Manuel, la Curva Nord se quedó fuera. A las puertas de Mestalla. Esta agrupación tomó la decisión de no acceder al recinto y cumplió. Su grada estaba vacía.