El Valencia sumó solo un punto en su visita al estadio de la Cerámica, en un partido y un resultado que no resuelven ninguno de los males de inicio de temporada del conjunto de Marcelino (con 4 puntos de 15 posibles), pero que cobra valor por el contexto en el que se jugó la segunda parte, tras la expulsión de Dani Parejo y Marcelino. Con 10 jugadores, el Valencia estuvo más cerca de la victoria y supo abrigarse en defensa. La noticia más alentadora para los blanquinegros fue el regreso de Francis Coquelin, que jugó la última media hora del partido a buen nivel, superando seis meses de lesión. El saldo sigue ahí,

Con Carlos Soler y Parejo en el doble pivote, el Valencia pareció mejor posicionado, pero con poca frescura para crear ocasiones de gol. Ninguno de los seis disparos en la primera parte vio trayectoria entre los tres palos. El intento más intencionado, que no llegó a tener sospecha de gol, vino de la bota derecha, la menos buena, de Cheryshev.

Las primeras apariciones de los visitantes, con Ferran encarando y Gayà buscando pases a la espalda de la defensa adelantada grogueta, se fueron derritiendo con el paso de los minutos, imponiéndose el respeto del miedo a perder. Santi Mina, que se lesionó antes de la media parte, y Gameiro presionaron sin descanso, pero con poca incidencia.

En defensa, el Valencia mantenía la compostura, aunque incurrió en despistes que esta vez no se tradujeron en goles. Sucedió con una salida a medias de Neto ante Mario, y un envío en diagonal que sorprendió a Piccini, con pifia final en el remate de Bacca.

Batshuayi salió en la media parte para sustituir a Santi Mina, en un partido que quedaría condicionado en el minuto 58 con las expulsiones de Dani Parejo y, por la protesta posterior, del técnico Marcelino. La decisión de Jaime Latre, muy cerca de la acción, se puede considerar muy rigurosa, ya que Parejo llegó tarde y de manera brusca, pero sin malas intenciones, a una pelota que se le había escapado tras un control largo. El lance tiene debate, pero también trasfondo, ya que es descontrolado el número de amonestaciones recibidas por el futbolista de Coslada en esta temporada y la pasada.

El Valencia reaccionó dando entrada a Francis Coquelin, el jugador más añorado, el multiusos que con su polivalencia y su carácter entusiasta ayudó al Valencia a remontar el vuelo en bache sufrido por el equipo en el invierno pasado, antes de la lesión que dolió a todo el valencianismo. Con los pronósticos en contra, el Valencia daba la razón a aquella máxima de Vujadin Boskov, que con 10 se juega mejor que con 11. Se supo agazapar en defensa y lanzó ataques con la zancada de Gonçalo Guedes, el único jugador de refresco que incorporó el Valencia sin obedecer a ninguna lesión o expulsión. El extremo portugués se perfiló para un disparo desde la frontal, centrado pero fuerte y que se fue envenenando con saltitos, obligando a Asenjo a sacar una buena mano.

Desde un palco privado, conectados con teléfono móvil con el banquillo, Marcelino y Parejo contemplaban a un Valencia sin aparentes apuros defensivos y con algo de colmillo en ataque. Cheryshev robó una pelota y se fabricó un zurdazo desde fuera del área, despejado por Asenjo. Una carrera de Guedes, subido a su Ducati, fue torpedeada en falta por Funes Mori. No se movió el marcador y el resultado no alivia las urgencias blanquinegras, pero el tono en el que acabó el Valencia invita a la esperanza.