Impecables otra vez Garay y Gabriel Paulista en el centro de la zaga, firmes Kondogbia, Parejo y Carlos Soler en la medular y batallador Batshuayi en el ataque. La misma receta de Old Trafford, la consolidación del eje central, sirvió para arrancar un punto a un Barça muy fino en la primera parte y algo cansado en la segunda. Con la virtud en el equipo de Marcelino de sobreponerse a la lesión de Guedes en el arranque del encuentro, adelantando posiciones en el segundo periodo para competir hasta el final. La dinámica del VCF es claramente positiva, pero los empates pesan demasiado en la clasificación (ya son seis y solo una victoria). Y Marcelino, además, sigue sin vencer al FC Barcelona después de 15 enfrentamientos. Al cuadro valencianista le sigue faltando puntería (seis goles en ocho partidos es muy poco).

La fatídica lesión de Guedes (m. 8) fue un mazazo anímico y futbolístico para el Valencia. Hasta ese instante, el equipo de Marcelino había sido un torbellino impulsado por la velocidad y determinación del extremo luso. Batshuayi dispuso de dos disparos, uno repelido por Ter Stegen, el otro fuera, después del gol en el segundo minuto de Garay, a la salida de un córner tras el error en el despeje de Piqué, que agachó la cabeza. Guedes era el jugador ideal para jugar como quería Marcelino. A la contra. Sin él , el VCF se quedó sin aire.

Cheryshev sufrió un infierno en sus primeros minutos en el campo, al sustituir a Guedes. Como si sintiera no estar a la altura de suplir al extremo portugués. Erró un par de pases y se vino abajo, al menos hasta que su pundonor le llevó a crear un contraataque culminado por un tiro demasiado cruzado de Gayà.

Tras la marcha de Guedes, el Barça exhibió un control apabullante (991 pases), presionando muy arriba al VCF e impiéndole la salida. El cuadro de Valverde movió muy rápido el balón e hizo correr detrás a los valencianistas decenas de kilómetros. Kondogbia, Parejo y Carlos Soler El castigo empezó a tomar cuerpo cuando Messi, tras una pared por el centro de la corona del área con Suárez, envió un chut colocado al poste más alejado de Neto. El gol del empate hacía presagiar lo peor. Piqué, entonces, golpeó en la cara un manotazo a Gameiro sin ser advertido ni por los árbitros ni por sus asistentes del VAR.

Avanza 20 metros

Una posesión muy larga del Valecia en la reanudación puso una chispa de esperanza en Mestalla. El tiro con el exterior de la zurda de Cheryshev se marchó rozando la cruceta izquierda de Ter Stegen.

Marcelino mandó a sus jugadores adelantar las líneas unos metros para evitar estar encajonados en su terreno. La presión más arriba surtió efecto y el VCF comenzó a tener más la pelota. Rodrigo calentaba en la banda y la sensación era que su concurso se hacía indispensable: Gameiro pasó muy discreto por el partido; mucho mejor anduvo Batshuayi en la presión y en el juego de espaldas a la portería contraria. Marcelino dio descanso el último cuarto a Kondogbia porque el VCF volvió a meterse muy atrás, sin opciones de atacar a Ter Stegen.

La madurez de Carlos Soler

La humildad en el trabajo defensivo empieza a dar sus frutos en el Valencia. Incluso en el caso de Piccini, punto débil en Old Trafford y anoche en el primer tiempo, mejoró en el segundo para cerrar los intentos de Jordi Alba, Coutinho y, finalmente, Dembelé. Clave resultó a su vez la ayuda de Carlos Soler, que firmó un partido mayúsculo, el de un centrocampista ya en su madurez a pesar de contar con tan solo 21 años. Actuó con el aplomo de Parejo y Kondogbia.

El ritmo bajó en el segundo tiempo. Ambos equipos pagaron el tremendo esfuerzo de sus partidos de Champions en Inglaterra. El VCF esperaba más de Rodrigo, que entró algo blando y tampoco puso en aprietos a los centrales azulgrana. El cuadro de Marcelino, aun así, sigue creciendo.