«Empezamos muy bien en un campo impracticable, estaba medio campo helado. No se debió jugar, pero hay que jugar así porque la mejor liga del mundo lo permite», dijo el técnico del Valencia, Marcelino. «Los dos goles se han producido un balón parado, era difícil que fuera de otra forma, sabíamos que era una de sus mejores armas. El primero es evitable y el segundo también. A partir de 1-1 el equipo reaccionó, pero llegó el 1-2 en el descuento del descuento y lo debimos defender mejor».

«Nadie me ha dicho que Marcelino no quería jugar», replicó Abelardo, técnico del Alavés. «Si el campo está mal, está para los dos equipos. Nosotros no entrenamos sobre hielo».

«Me voy triste por cómo afrontamos esas jugadas a balón parado», insistió Marcelino. «Creo que en esa faceta del juego estuvimos muy pobres y el rival te castiga». ¿Por qué cambió el sistema? «Optamos por esta forma de jugar porque preveíamos un juego muy directo y pensamos que, al faltarnos un centrocampista defensivo, acumulábamos tres jugadores en esa zona para buscar situaciones de ventaja numérica. A la vez pusimos más altura porque sabíamos que era una de las armas del Alavés. Lo hicimos muy bien, pero el gol al filo del descanso nos hizo daño, en el segundo tiempo lo intentamos pero tampoco tuvimos muchas ocasiones de gol, hoy era más fácil para los defensas que para los delanteros».

¿Fichando un delantero se solucionará la falta de gol? «Cuando hay resultados igualados, cuando tienes escasez de gol, todos nuestros partidos van a ser ajustados porque no tienes 15 o 20 goles más... eso conlleva un estado de jugar siempre en el alambre, pero hoy nosotros fuimos dominadores del partido. ¿Si solucionaría un delantero la falta de gol? Nunca he creído que un delantero es definitivo para cambiar una dinámica, lo que sí nos cambiaría la dinámica sí sería meter más goles».