Salvador Illa, ministro de Sanidad, sugirió ayer que el partido entre la Atalanta y el Valencia CF que se ha de disputar en Mestalla el próximo diez de este mes sea a puerta cerrada por motivos de seguridad ante el riesgo de contagio del coronavirus. Es, evidentemente, una sugerencia con forma de decisión que se toma desde el punto de vista sanitario pero que para el Valencia CF tiene consecuencias negativas en lo meramente deportivo. Se puede afirmar por lo tanto, y sin intención alguna de frivolizar, que los astros se han alineado contra los intereses del conjunto de Mestalla.

El Valencia CF perdió el partido de ida en Italia 4-1 y necesita ganar en su estadio 3-0 o por una diferencia de más tres goles para darle la vuela a la eliminatoria -con 4-1 iría a la prórroga-. Esto desde el punto de vista deportivo es toda una machada muy difícil de lograr pero es 'menos difícil' si el partido es en tu estadio y con tu afición. Es menos difícil si se logra la conexión mágica entre el valencianismo y sus futbolistas. Cuando terminó el partido de Milán nadie creía en la remontada, pero conforme se acercaba el día el valencianismo se iba encomendando a la magia de Mestalla que ahora no podrá ser por 'obra y gracia' del coronavirus', una pandemia que cada vez castiga a más países de diferentes continentes.

La sugerencia que hizo ayer el Ministerio de Sanidad ha sido recogida por la consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, Ana Barceló, que afirmó que este miércoles remitirá al Valencia CF la instrucción del Ministerio y, salvo sorpresa, el partido se jugará a puerta cerrada, por lo que los futbolistas de Albert Celades no contarán con el apoyo de sus aficionados para lograr el reto. De momento el club blanquinegro ayer martes no había recibido notificación alguna por parte de la Generalitat, si bien lo normal es que la reciba este miércoles. En este sentido, algo similar sucede con la UEFA, que es el organismo que organiza la Liga de Campeones, competición a la que pertenece el encuentro del miércoles de la semana que viene.

Al respecto, la UEFA también está esperando a que se pronuncien de manera formal las autoridades locales para tomar cartas en el asunto. El organismo del fútbol europeo está en permanente contacto con el Valencia CF y con la Generalitat y el Ayuntamiento de València pero no puede tomar una decisión, es decir, si las autoridades políticas de un país deciden que un partido es a puerta cerrada, la UEFA no se va a oponer porque se trata de un caso de salud. La UEFA sí se ha mostrado activa para oponerse a que unos aficionados se desplacen de un país a otro pero siempre ha sido por cuestiones de seguridad en los casos de algunos grupos ultras, es decir, no va a pronunciarse para que los aficionados valencianistas puedan acudir a Mestalla a animar a su equipo y los de la Atalanta se tengan que quedar en Italia. Eso sí, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, aseguraba ayer en Italia que el partido de Champions entre la Juventus y el Olympique de Lyon que se ha de disputar el próximo martes 17 de este mes se jugará como estaba previsto, es decir, con público.

El Tratado Schengen

Por otra parte, no se puede impedir a los aficionados italianos que abandonen si país a no ser que lo haga su propio gobierno o la Unión Europea y amparado en una cuestión de seguridad o sanidad púbica, porque atenta contra la libertad de movimiento de las personas dentro de la Unión Europea que recoge el Tratado de Schengen. Más allá de lo garantistas que sean los tratados y leyes europeas, es evidente que también hay un aspecto de responsabilidad individual de cada persona, es decir, es responsbilidad de la propia persona no abandonar el país si tiene síntomas susceptibles de ser diagnosticados como coronavirus, más si cabe si varias localidades del norte de Italia han sido declarado zona roja.

La conclusión definitiva es que Mestalla se prepara para vivir sin público otro partido. No es en absoluto del agrado del club, que lógicamente prefiere que se juege con la afición valencianista y sin los seguidores italianos, pero es plenamente consciente de que eso no está en su mano. De hecho, el Valencia CF ha estado trabajando para que el partido se disputara sin la presencia de los aficionados italianos.

Año 2006 : el precedente del penalti de Megía

La última vez que se jugó a puerta cerrada en Mestalla fue el 1 de febrero de 2006 en Copa. El colegiado Megía Dávila lo suspendió porque una moneda impactó sobre uno de los jueces de línea, Ejido Rozas, y se volvió a jugar a puerta cerrada. En Riazor ganó el Depor por 1-0. En la vuelta Villa marcó el gol del empate en el minuto 43 y en medio de la celebración, un aficionado le lanzó una moneda al juez de línea. En la reanudación sin público, en el minuto 69 se pitó un penalti transformado por Víctor Sánchez. El VCF cayó eliminado.