Vuelve esta noche el trofeo Naranja (20:30 horas), el clásico termómetro del valencianismo. El duelo que mide las expectativas deportivas, la temperatura social de la entidad, el partido del reencuentro de los aficionados con su equipo y la presentación de las caras nuevas en Mestalla, fotografiados en un aparte, antes de empezar el encuentro. El Naranja es, o era, llegar desde las residencias veraniegas para cenar de sobaquillo en la grada y ver en acción a rivales como Roberto Baggio con la Fiorentina, Pelé con el Santos o Franz Beckenbauer con el Bayern. Las restricciones por la crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19, con un aforo reducido, unido a la controvertida política de los precios de las entradas, abusivas para un amistoso, harán que esta noche contra el Milan el aspecto de Mestalla sea desangelado. Además, salvo los cedidos (y valores al alza) Mamardashvili y Alderete, no ha habido refuerzos de momento. Los focos de la noche, y del entero proyecto, se centran en José Bordalás, el técnico a cuyo oficio y carácter se aferra la entidad.

El rival, eso sí, sí volverá a ser de abolengo, como es costumbre. El Milan, uno de los escasos grandes clásicos del continente al que no se ha enfrentado en partido oficial el Valencia, volverá a Mestalla para jugar su cuarto amistoso en veinte años contra los blanquinegros. Después de un letargo largo, con diez años desde el último título y con la hegemonía trasladada a las otras dos grandes instituciones del norte, como la Juventus o la vecina Inter, los rossoneri empiezan a emerger.

La pasada temporada el equipo de Stefano Pioli acabó en segunda posición, lejos del scudetto autoritario del Inter, pero con una buena base de cara al futuro, con valores como Tonali y la presencia carismática de figuras como el incombustible Zlatan Ibrahimovic. La estrella sueca, camino de los 40 años, se quedará en Milanello entrenando y no regresará a un recinto del que guardaba recuerdos agridulces. Marcó en 2002 con el Ajax en Champions, aunque Juan Sánchez empatara en el descuento. En 2007, con el Inter, no logró derribar la barrera defensiva de los valencianistas, que pasaron a cuartos de final en mitad de una histórica tángana. Y en 2013, también en la máxima competición europea, fue expulsado con roja directa en la victoria del PSG por 1-2. El veterano Giroud, otro de los fichajes, será el delantero titular. La salida de Donnarumma, reemplazado por Maignan, es la gran novedad de los milanistas. La alineación será, con casi total probabilidad, la formada por Maignan, Calabria, Tomori, Romagnoli, Theo Hernández; Tonali, Pobega, Saelemaekers, Brahim Diaz; Rebic y Giroud.

En cuadro

A pesar de la frialdad ambiental y de las incertidumbres societarias, el amistoso será una prueba magnífica para comprobar cómo avanza la consistencia táctica del proyecto de Bordalás. A falta de una semana y media para el inicio de la competición, a la ausencia evidente de calidad respecto a los rivales directos se le une el estado de la enfermería, plagada de efectivos (Uros Racic, Yunus Musah, Toni Lato, Jasper Cillessen, Cristiano Piccini, Álex Blanco…) o la ausencia por convocatoria en los Juegos Olímpicos de otros dos pilares fuertes, como Kang In Lee y sobre todo Carlos Soler. Incluso Daniel Wass, recién reincorporado, padece molestias musculares. El centrocampista danés, jugador clave en el actual contexto por su versatilidad, sigue tensando su pulso con el club de Mestalla para forzar una salida que se antoja lejana, ante las pobres ofertas que han llegado de Dinamarca o del postor más fuerte, el Olympique de Marsella de Pablo Longoria.

Sin movimientos, con Gonçalo Guedes en espera de acomodo millonario en un mercado congelado, el desafío de Bordalás estará en afilar la competitividad de algunos de los activos de la plantilla que, por la decadencia del club en los dos últimos años, han rendido por debajo de su nivel real. El caso de Maxi Gómez es el más llamativo de todos. Con todo por resolver, sin apenas eco ambiental, no dejará de ser un Naranja. La primera gran cita del año para todo valencianista que se precie.