Peter Lim inyectará de nuevo más dinero en el Valencia CF. La respuesta del propietario del Valencia CF llega tras anunciarse la tabla de límites salariales de los equipos de LaLiga en la que se observa cómo el equipo valencianista ha caído a la última posición.

La intención es hacerlo de aquí a diciembre con la finalidad de ajustar el desfase existente con el Fair Play Financiero y no entrar así en causa de disolución. El club interpreta que debido a la pandemia ha habido una importante pérdida de ingresos, pero a ello se suma el hecho de haberse quedado fuera de clasificación europea, la caída en el ‘ticketing’ o venta de entradas y la pérdida de ingresos a costa de los derechos televisivos por haber caído en la clasificación de la competición. Las pérdidas no compensan con las ganancias, por ejemplo, de los patrocinios, a pesar de contar con publicidad en mangas, parte trasera y delantera.

La realidad con el límite salarial además deja claro que existen problemas a nivel económico. Para calcular ese límite se han de tener en cuenta ingresos y gastos. La resta de ambos trae consigo la cantidad. Dicho de otra forma, es la diferencia entre lo que gana el Valencia CF por socios, entradas, televisión, patrocinios, ingresos de LaLiga por clasificación, ingresos de explotación y ventas y lo que gasta con sueldos de futbolistas, cuerpo técnico, indeminzaciones, filiales, otras secciones, cantera...

LaLiga ha calculado el límite salarial del Valencia CF en 30 millones, pero pendientes de los fondos de CVC la cifra escalaría a unos 120-130 millones.

Los problemas respecto al límite salarial se remontan a las temproadas 19/20 y 20/21. Por entonces, con 170-180 millones de masa salarial, el club decidió vender a pesos pesados para ir ajustándose al Fair-Play y eso provocó que la entidad perdiera músculo competitivo. Y partir de ahí se entiende todo lo que ha venido después en las ventanas de fichajes y que ha terminado por hacer un equipo ‘low cost’, aunque en esta 2021/22 sí se ha optado por reforzar para darle a Bordalás más recursos en busca de volver a Europa. En ese sentidad, la entidad apostó por hacer una «gestión responsable» teniendo en cuenta la gravísima situación económica. De hecho no se han realizado grandes inversiones y a pesar de eso el escenario es complicado. Además el objetivo fue no dejar marchar a futbolistas importantes al haberle prometido a Bordalás una plantilla competitiva. Se quedaron, por ejemplo, Guedes y Maxi. De hecho, el uruguayo y el portugués se han terminado quedando precisamente por dos motivos, más allá del último impulso del acuerdo CVC. El primero es la figura del entrenador, quien sin duda es el epicentro del proyecto y con el que el club debía cumplir después de confirmar en su presentación que este verano se iban a hacer mejor las cosas que en el 2020. El segundo es el mercado Covid. El Valencia entendía que dejar marchar a Guedes y a Maxi Gómez debía servir para recibir una cantidad de dinero importante y no por una suma cercana a la amortización del portugués por ejemplo.

Por todo eso, aunque el Valencia pensó en verano en la posible venta del luso e incluso la del uruguayo, el resultado final fue el de tener dos activos clave para este arranque de curso. De hecho los dos han sido figuras importantes para José Bordalás. En cualquier caso, esa situación podría cambiar radicalmente el próximo verano, ya que la situación es complicada para el conjunto de Mestalla. El futuro de la plantilla depende ahora de los resultados. Dependiendo de la clasificación final del curso, tendrá que ajustarse el límite salarial a lo que marca LaLiga y, por tanto, el club podría llegar a la necesidad de vender futbolistas. La idea, a estas alturas, es no hacerlo en el mercado de enero.

Eso sí, esas ventas que el club está forzado a hacer en verano no afectarán a jugadores estratégicos y que están a la espera de renovar. Aunque también hay que tener en cuenta que para esos jugadores es clave generar un entorno competitivo y estar vivo en más torneos que solo LaLiga Santander.