El Valencia estará en el sorteo de octavos de final de Copa. Con un poco de sufrimiento, con un golazo de Soler y con una segunda parte para el olvido que se cerró con el gol de Cheryshev sobre la bocina para evitar la prórroga. Sin lujos, ni excesos. Con más errores de los esperados, con futbolistas que no supieron aprovechar su oportunidad y con una lesión de Carlos Soler que, antes de saber el alcance, puede suponer un peaje demasiado grande. Al final el billete para estar entre los 16 mejores está en el bolsillo y eso es lo que cuenta. El objetivo en el viaje a Cartagena era ese. Ganar y volver a València para pensar desde ya en el duelo contra el Real Madrid y sumar de tres en LaLiga. No hay otro camino.

Once de cambios y oportunidades el que puso el Valencia en Cartagonova. Marcos André de titular, Wass en el lateral, Soler por dentro, Guillamón como central, Yunus de arranque y Jesús Vázquez también desde el inicio fueron algunas de las decisiones de Bordalás en busca del billete a octavos. La hoja de ruta era no precipitarse, línea alta y tratar de buscar el gol con paciencia. Pero como ya pasó contra el Arenteiro en la anterior ronda, el Valencia no se encontraba cómodo tras pérdida. Esas desconexiones eran la muestra de lo que iba a pasar en la segunda parte pero primero iba a llegar el primer gol de la tarde. Soler, a balón parado. El '10' mimó el balón, lo colocó y le pegó con la derecha para encontrar por fuera de la barrera el 0-1. Con eso fue suficiente para marcharse por delante en el marcador al descanso. Pero antes de ese camino a los vestuarios llegó la jugada polémica. Una falta lateral que acabó con un más que posible penalti de Jesús Vázquez sobre Boateng pero Pablo González Fuertes pitó el final de ese primer tiempo. Por un lado la indignación de un Cartagena que se comía al árbitro y por otro un Bordalás enfadadísimo por ver cómo algunos de sus jugadores iban a calmar a los rivales. El técnico, pendiente de que se marcharan al vestuario, no quería líos en ese reparto de amarillas.

Pero si costó entrar al vestuario aún costó más salir al campo en el segundo tiempo. El Cartagena parecía el equipo de primera mientras el Valencia defendía mal organizado en campo propio. Con el gol de Soler parecía suficiente pero el cuadro de Carrión se iba acercando poco a poco al empate. Más aún tras el fallo con todo a placer de Hélder Costa ante Prior. Las preguntas de hecho iban a ser cómo y cuándo llegarían las tablas. Y en una de esas, el Valencia se abrió en exceso, los centrales no hicieron acto de presencia y Jesús Vázquez acabó cometiendo penalti por mano para colocar a Ortuño a once metros de la portería de Jaume. El de Almenara esperaba de rodillas en la línea en otro 'show' previo a un lanzamiento y que de poco sirvió cuando Ortuño golpeó hasta el fondo de la portería. Lo que todo el mundo veía había llegado. De nuevo tocaba remar en busca del triunfo.

El objetivo sin embargo estaba a solo un gol de distancia. La Copa del Rey, que ya vio en su primer día como el Espanyol necesitaba de los penaltis para estar en la siguiente ronda, tiene esos guiones que te dejan tan cerca del precipicio que a veces un resbalón te deja fuera. El Valencia no cayó. Se levantó en ese momento de dudas con Guedes sobre el campo en busca del revulsivo y con Carlos Soler cojo tras romperse muscularmente. Con ese escenario, y con Wass y Cheryshev, dos de los más flojos seguramente sobre el estadio de Cartagonova, el equipo de Bordalás se metió en los octavos de final. Una falta sin aparente peligro, un error de Prior y un rechace anotado por el ruso mete al Valencia entre los 16 mejores. Y eso al fin y al cabo es lo que importa en el torneo del KO. Pasar de ronda y evitar una derrota que pueda generar las dudas de cara a LaLiga. Con un triunfo todo sabe mejor.