Mestalla fue una fiesta en los prolegómenos del partido. La ciudad, engalanada con carteles de ‘Bronco y copero’, respiró fútbol durante todo el día. El valencianismo acudió al estadio desde primera hora de la tarde y colapsó la Avenida de Suecia tres horas antes del encuentro en un recibimiento al autobús del equipo de Bordalás para la historia con cánticos, banderas, bufandas al viento, timbales y bengalas que tiñeron de rojo la calle y crearon un ambiente mágico de fútbol de Fallas donde no faltó el himno regional, los cánticos contra la propiedad, las tracas y los ‘masclets’ como no podía ser en pleno mes de marzo. La afición del Valencia se comportó cívicamente y no hubo que lamentar ningún incidente.

La fiesta se trasladó enseguida al estadio. El aforo finalmente fue del 85% a pesar de la petición del club a las autoridades políticas, sin embargo la sensación era de lleno. La Unión Musical de Montcada se encargó de amenizar la previa a ritmo de comisión fallera. Se notaba que era una noche especial. Como dijo la megafonía del estadio era «el partido más importante de los tres últimos años». Ya en el calentamiento Mestalla recibió a los jugadores con aplausos y miles de banderas al viento. El club repartió 40.000 con el lema ADN Valencia CF por todo el estadio llenando de colorido las gradas. Mestalla aplaudió a los jugadores cuando la megafonía nombró a los jugadores (los decibelios subieron con Gayà y Bordalás) pitó a Dani García y aplaudió a Marcelino.

El gran momento llegó con la salida de los jugadores al terreno de juego con el capitán Gayà a la cabeza. Mestalla se tiñó de cartulinas naranjas y negras y desplegó un espectacular tifo bajo el lema: ‘Bronco y Copero’. En la grada central de Mestalla se podía ver la palabra ‘bronco’ y la Copa. Aunque lo más emocionante llegó al final. Mestalla cantó al unísono el himno regional. La piel de gallina. «Sí se puede!», gritaba la afición.