La frontera contable del 30 de junio ha pasado sin que el Valencia haya podido acometer las ventas de futbolistas necesarias para cuadrar el ejercicio, que se cerrará con unas pérdidas superiores a los 70 millones de euros. El club de Mestalla había previsto unas pérdidas de 36,6 millones de euros con una estimación de 37,7 millones en traspasos de futbolistas que no se ha producido y que tendrá un importante efecto en el límite financiero del «fair play». Con todo, desde el aterrizaje de Peter Lim en el Valencia en la temporada 2014/15, las pérdidas acumuladas ya traspasan los 200 millones de euros, derivando en una situación límite. De ocho campañas, solo hubo un ejercicio que se cerró con beneficios, en el curso 2018-2019, con participación en Liga de Campeones y el título de Copa, con un superávit de 1,3 millones de euros.

Ante la parálisis del mercado, y el estado de necesidad de varios de los principales clubes españoles, entre ellos el mismo Valencia junto a Atlético y FC Barcelona, LaLiga flexibilizará los plazos del «fair play» financiero incluyendo en el balance aquellas operaciones que se cierren en las próximas semanas. En ese cálculo elástico entraría, por ejemplo, una hipotética venta de Gonçalo Guedes a la Roma o el traspaso de Carlos Soler. Sin embargo, de momento, las pérdidas arrojadas maniatan la capacidad del Valencia de dar de alta a nuevos fichajes. Los avances del nuevo técnico Gennaro Gattuso a la hora de tirar de agenda y contactar con jugadores que ha tenido bajo su cargo, como Matteo Napolitano, quedan congelados ante la falta de ingresos. De hecho, en una tónica extendida en la mayoría de clubes, el Valencia ha absorbido el 15% disponible del fondo CVC correspondiente a refuerzos. El club, de hecho, ha ampliado el periodo vacacional tanto de Carlos Soler, como de Guedes, en un síntoma inequívoco de querer ganar tiempo para poder concretar sus salidas, con las que se esperan paliar una considerable parte de los mencionados 70 millones.

La involución financiera del Valencia adquiere tintes preocupantes bajo el mandato de Lim. En la temporada 14/15 se cerró el ejercicio con 1’7 millones de pérdidas, que ascendieron a 31,4 en el curso siguiente, el 15/16, cuando el proyecto deportivo de Lim ya comenzó a dar bandazos. En la temporada 16/17 se perdieron otros 27,15 millones, mientras que la 17/18 finalizó con 36,2 millones negativos, pero con una perspectiva de ingresos al alza al quedar clasificados en la cuarta plaza, con Marcelino y Mateu Alemany al frente del proyecto, y volver a las ganancias de la Champions, contabilizó un superávit de 1,34 millones. La 2019/2020, con el giro radical del proyecto de Lim, volvió a reportar pérdidas (8,05 millones). Alejado de Europa y con la plantilla desmantelándose al galope, la temporada pasada se cerró con 31,23 millones de pérdidas, rematadas con los 70 millones del último curso.

Llama la atención que el Valencia bajo Peter Lim ha generado pérdidas millonarias constantes, a pesar de haber obtenido un beneficio neto en venta de jugadores, hasta la pasada campaña, de 269,89 millones de euros.

El escenario alarma, ante las obligaciones del calendario de pagos y ante la dificultad de generar recursos económicos, con una plantilla que poco a poco va menguando su calidad y que, al no contar con apenas ingresos por competiciones deportivas (Europa), necesita rebajar su masa salarial, con lo que acaba alejándose cada vez más de esa posibilidad. En las tres últimas campañas, con sucesivos cambios de entrenador, el Valencia ha quedado anclado en la tierra de nadie entre las posiciones 9 y 13, con una prudencial distancia sobre el descenso, pero cada vez con menos recursos para atacar la zona europea.