La crisis parece no haber calado en las terrazas de verano ni en la famosa noche valenciana. Cuando llega el calor, las terrazas comienzan a llenarse. En algunas incluso se forman largas colas en la entrada. Los cubatas, refrescos, cañas y cocktails tienen su propio precio en cada establecimiento. El tipo de local es el principal factor que establece cuánto se debe abonar por cada bebida. Pero otros como el turismo, la zona, la oferta musical o el ambiente también son determinantes.

Este verano las discotecas más buscadas están al aire libre y son las que tienen consumiciones con precios más altos, por encima que los bares de copas y pubs que también tienen terraza. Las diferencias en los combinados son de hasta 3 euros. Se puede pagar el doble por una caña en una discoteca que en la terraza de uno de los garitos más de moda de la ciudad.

Discotecas como Ánimas del Puerto o l'Umbracle encabezan la lista. En el primer caso se justifica por su localización en el edificio Doks. Situado en el interior del puerto de Valencia. Con música dance y house acoge la composición de las antiguas discotecas de los años 70 y 80.

L'Umbracle es otra terraza que dispone de un lugar privilegiado, ya no en el mar, sino en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. De las más glamourosas y cosmopolitas y con un ambiente muy selecto. Exquisitos en cuanto al vestuario de quienes la disfrutan.

La zona en la que se ubican también influye en los precios, siendo las más caras la del puerto y la de la playa.

Por toda la zona de la playa abundan este tipo de terrazas, donde las copas cuestan alrededor de los 8 euros. Encabezan el listado no sólo por su situación privilegiada, casi en la arena, sino también por sus diseños únicos, que las hacen exclusivas.

En Gandhara, 9 euros el cocktail, de los más caros de la ciudad, pero presenta una decoración oriental que reproduce la cultura budista, con decorados hindúes y agradables jaimas. Vivir sin dormir es otro de los atractivos de la noche veraniega, un lugar de copas muy acogedor en primera línea de playa. Allí ingerir un benjamín de cava cuesta 9 euros.

Bares de primera hora

Los bares de copas de la Alameda, son pubs de primera hora. La mayoría con pequeñas terracitas en el paseo, lugar de reunión donde empezar con la primera copa para luego continuar la noche. Café Valencia, con porche y terraza, es un ejemplo de ello. La media de cubatas allí son 7 euros.

Juan Llorens por su parte es un territorio de garitos mucho más económicos, cuya clientela es fundamentalmente local. Aquí un combinado te puede costar 5 euros y una cerveza 1'50. No obstante, ha sido declarada Zona Acústica Saturada (ZAS) y a partir de las doce de la noche cierran sus terrazas.

Barrio del Carmen

El barrio del Carmen es de las zonas más turísticas, en el centro histórico. Mezcla todo tipo de bares y precios. Los más caros en la calle Caballeros. Un vodka limón puede costar desde 5 euros hasta 8. Los locales no son al aire libre.

A las copas hay que añadir la entrada a la discoteca en caso de continuar la marcha y el ticket del taxi de vuelta a casa, por eso de "si bebes no conduzcas". Los más afectados son los jóvenes que, ante el elevado gasto que supone para sus bolsillos salir una noche, optan por los botellones.

Algunas de las terrazas más lujosas del puerto continúan cerradas

La llegada de la Copa del América hizo que el puerto de Valencia aumentara mucho su caché. Se crearon locales a muy pocos metros del mar, orientados hacia el lujo y a un tipo de turista con cierto poder adquisitivo. Sin embargo, el interior del puerto parece tener ahora una realidad más complicada. Mientras otros años ha sido la zona más exclusiva y de moda donde salir a tomar una copa, en la actualidad continúa casi todo cerrado y lo que se encuentra abierto ha quedado aislado y no conserva el ambiente del que gozaba otros años. El edificio emblema de la Copa del América, Veles i Vents, en principio no se estrenará este verano como terraza de copas. A pesar de ello, los locales allí ubicados siguen siendo los más espectaculares en cuanto a su situación en el interior de la dársena y sobre el mar. Desde cualquiera de estos establecimientos los atardeceres son espléndidos y la noche es acompañada de las vistas y la brisa del mar.

Su terraza más vanguardista que nació de la mano de la Copa Estrella Damm, metida en el mar y adornada con los colores rojo y blanco de la cerveza, probablmente de ahí su éxito, se ha mantenido cerrada hasta el pasado 6 de agosto, día en que abrió sus puertas y pasó a llamarse High Cube.

Este lujo se paga y el puerto es junto a la playa de las zonas más caras. Situado en el muelle del puerto, el local 39º 27N, es otro de los lugares más sofisticados. Tomarte un gintónic en medio de la escollera cuesta 8 euros. Diseñado con una gran terraza y enormes ventanales, hacen de él un fantástico mirador, donde de jueves a sábado toca en directo una banda de jazz. Este verano el puerto es el espacio más privilegiado pero menos aprovechado.