La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, aseguró ayer que la reducción de las terrazas de los chiringuitos y restaurantes ubicados en el paseo marítimo de Valencia supondrá el despido de 70 empleados y la reducción de la actividad de estos locales en un 60%.

Según fuentes municipales, esta reforma ordenada por el Ministerio de Medio Ambiente conlleva la reducción de 1.400 metros cuadrados de superficie comercial, repartidos en 14 locales, la retirada de 350 mesas y un gasto de 30.000 euros para los propietarios. "Un momento ideal para afrontar este gasto", ironizó la alcaldesa, quien criticó al Ejecutivo central por fomentar la "destrucción económica y de empleos".

"De los 8.000 comensales que cada fin de semana acudían a estos establecimientos, ahora sólo podrán hacerlo poco más de 2.000, por lo que unos 400.000 clientes cada año se quedarán sin poder comer en estos recintos", explicó Barberá. Así mismo, lamentó que la retirada de 25 mesas por local implicará que "no se puedan atender peticiones extraordinarias como bautizos, cenas de aniversario o similares".

"Que sepan quienes van al paro que se lo deben a la cerrazón y al empecinamiento del Gobierno socialista en reducir los chiringuitos pese al informe de la Delegación Provincial de Costas, que señalaba que éstos no perjudican en absoluto", dijo la alcaldesa.A juicio de Barberá, la decisión de reducir estas terrazas contrasta con "las enormes posibilidades que implica la llegada del AVE a Valencia a partir del próximo mes de diciembre en términos de negocio. Valencia va a reventar de visitantes", afirmó.