Las próximas Fallas volverán a ser una aberración histórica a ojos de los indumentaristas. Hombres y mujeres combinarán trajes de distintas épocas y clases sociales. El atuendo masculino más popular, el conocido como saragüell, no puede, en ningún caso, acompañar a una mujer vestida con sus mejores galas, con vestidos dieciochescos «copiados en ocasiones de libros, sin reminiscencias históricas valencianas», explica Victoria Liceras, presidenta de la Asociación Valenciana de Indumentaristas.

Para ella, los hombres no deben cambiar su manera de vestir. Son las mujeres las que tienen que modificar sus vestidos para hacerlos más «populares». «El traje popular puede ser más rico o menos rico, pero lo que no sean trajes populares son desatinos», explica Liceras, que se muestra en contra del lujo que demuestran muchos de los trajes oficiales: «El paso siguiente es la peluca blanca». Así, Liceras indica que hablen de «disfraces, trajes de Venecia, no de trajes de valenciana».

Mª Paz Soler, conservadora del Museo Nacional de Cerámica González Martí y autora del artículo sobre el atuendo masculino del Llibre Faller, asegura que el hombre debería ir «con calzón corto» para ir adecuado a la mujer. Coincide en este punto con Liceras, que también defiende el calzón corto. Soler, que ha estudiado las piezas de cerámica donde se ven distintos tipos de traje según la época, comenta que el saragüell «es un traje para la gente que trabajaba en el campo, un traje de diario». «Los criados que trabajaban en la cocina iban con saragüell, pero los que sirven en la mesa ya llevan calzón corto, zapato cerrado...», comenta.

«Si un hombre va acompañando a una huertana con falda de algodón rameado puede ir bien con saragüell», asegura Soler. Sin embargo, la inmensa mayoría de las falleras valencianas no llevan el traje tradicional de huertana. ¿Qué es lo correcto entonces para el hombre? «Si la chica va vestida a la moda del siglo XVIII, él debe ir con calzón corto, medias con zapatos con hebilla y casaca; si ella va vestida a usanza del siglo XIX, su acompañante habría de llevar pantalón largo, capa, sombrero o pañuelo atado», asegura Soler. Sea como sea, la guerra de los indumentaristas a las «aberraciones históricas» continuará abierto este año.