Tras 4 años, finalmente la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del CEIP Ciudad de Bolonia lo han conseguido. Una empresa contratada por la Conselleria de Educación eliminó ayer la cubierta de amianto de parte del patio y de un pequeño gimnasio del centro del distrito de Patraix, tal como confirmó el presidente del AMPA, Rubén Pacheco. «No queríamos echar las campanas al vuelo hasta que no lo vierámos fuera, pero por fin lo han quitado», explicaba ayer muy satisfecho.
Los problemas provocados por la cubierta de uralita comenzaron cuando empezó a resquebrajarse y había goteras en el patio. Además, trozos del material, que se considera peligroso y ya no se usa en construcción, comenzaron a caer sobre los niños más pequeños. El AMPA pidió en varias ocasiones tanto a conselleria como al ayuntamiento que retiraran la cubierta, tal como ha venido contando este diario, pero las constantes peticiones de los padres no conseguían nada.
Hasta, como dice Pachecho, que intervino la Fiscalía. Presentaron la denuncia en febrero de 2013. «Ponemos en conocimiento de la Fiscalía los hechos para que aprecie si los mismos podrían ser constitutivos de delitos contra la salud pública o contra el medio ambiente ya que al no haber retirado con la debida celeridad la cubierta rota, las partículas nocivas de fibrocemento quedan en suspensión siendo inhaladas por alumnos, profesores y cualquiera que esté en la zona en un radio de 25 kilómetros, desarrollando futuros tumores, tal y como reconoce la legislación actual», rezaba el escrito presentado en sede judicial.
En septiembre del mismo año recibieron el dictamen judicial. No apreciaba delito porque no se hallaron «restos macroscópicos», pero sí avisaba de que el material con el que estaba realizada la cubierta del centro era peligroso para la salud. «Eso fue clave para que por fin se decidieron a quitárnoslo», explica Pacheco.
Una empresa especializada se acercó ayer hasta el colegio Ciudad de Bolonia y durante la mañana desmanteló la cubierta de amianto y retiró los restos de uralita de las instalaciones. «Está en el patio del colegio el material para montarlo antes de que empiecen las clases el lunes», comenta Pacheco, que asegura que ayer, hasta que no vieron que no quedaba «ni rastro de la uralita», no se atrevieron «a cantar victoria». Cuando los niños vuelvan a las clases, no tendrán sobre sus cabezas el peligroso amianto.
