El Ayuntamiento de Valencia ofreció a los empresarios valencianos interesados en comprar la fábrica de Bombas Gens para destinarla a centro benéfico-asistencial la fábrica de la Ceramo como alternativa. Esta factoría de mayólicas de estilo neomudéjar y en muy mal estado de conservación se encuentra, como Bombas Gens, en la avenida Burjasot y su adquisión se antoja menos complicada.
La mayor parte de la fábrica está grafiada en el PGOU como servicio público, aunque en la parte trasera hay una zona que equivale aproximadamente al 23% de la manzana con aprovechamiento lucrativo de tipo residencial. La propiedad de la fábrica entregó la parte edificable a un banco en compensación por las deudas a las que no podría hacer frente.
El ayuntamiento sólo ha protegido, a instancias del grupo socialista, como Bien de Relevancia Local la parte de uso dotacional.
La Ceramo fue adquirida hace unos años por Nuevas Promociones Valencia, que ante la falta de acuerdo económico con el ayuntamiento para permutar la fábrica optó por pedir la expropiación. El Jurado Provincial de Expropiaciones ha resuelto que el ayuntamiento tiene que pagar 2,1 millones de euros a los propietarios de la fábrica, que pedían más de tres millones.
Concesión administrativa
El ayuntamiento ya ha agotado esta año el presupuesto destinado a expropiaciones, que se han convertido en una fuente de ingresos para los propietarios de suelo ante la crisis inmobiliaria y al mismo tiempo en una ruina para las arcas municipales. El ayunamiento está pagando sumas millonarias por edificios destinados a dotación pública, como la Quinta Nuestra Señora de las Mercedes (Casino del Americano) para los que después no hay presupuesto para rehabilitar.
La posibilidad de que una fundación privada pueda instalarse en un edificio destinado a uso público, como la Ceramo, pasa necesariamente por una concesión administrativa.
La fábrica de cerámicas y mayólicas Ceramo fue construida en 1855 por Josep Ros Furió, un artista apasionado por la cerámica tradicional valenciana, que quería recuperar la vieja técnica de los alfares musulmanes. Muchas de sus piezas decoran edificios modernistas emblemáticos como la Estación del Norte y el Mercado de Colón.
La fábrica es uno de los edificios más emblemáticos del barrio de Benicalap.
