En el siglo XIX y principios del XX dos hechos marcaron el futuro del frente marítimo, señala Josepa Cucó. Fueron el crecimiento del puerto y la llegada del ocio veraniego, siguiendo la moda europea de colonizar las playas urbanas. Las casas de verano de las clases acomodadas fueron perdiendo terreno, sobre todo al sur del puerto, a medida que éste crecía y afianzaba el carácter proletario de los barrios del entorno.
En Natzaret, la apertura del puente de Astilleros (1931) unió su destino al desarrollo del puerto. El río se convierte en el desagu?e de la ciudad y, a principios de los setenta, la playa de Natzaret, hoy desaparecida, quedó fuera de servicio por contaminación.
Los primeros consistorios de la democracia, de signo socialista, introdujeron mejoras en infraestructuras y equipamientos, como el paseo Marítimo pero también apoyaron la ampliación del puerto y su supremacía en detrimento de los barrios del entorno y dejaron sin resolver la cuestión del paseo al mar, un proyecto que ha llevado al Cabanyal a la situación de parálisis y degradación urbanística actual.
