Aunque los jardines de Valencia (viveros, Monforte, Ayora, etc.) son ampliamente conocidos por el gran público, aún hay alguno que puede considerarse desconocido y sorprendente. El ayuntamiento lo califica directamente como jardín de «colección» tanto por su singularidad como por su coqueta belleza. Se trata del Jardín de las Hespérides, un espacio de apenas 4.700 metros cuadrados (medio campo de fútbol) enclavado entre el Jardín Botánico y el polémico solar de Jesuitas.

Precisamente de ese conflicto nació el jardín al que hoy dedicamos el «Ocio Verde». A falta de un acuerdo global sobre este solar, algunos propietarios cedieron su parte al ayuntamiento y eso permitió hacer este primer tramo de zona verde, que en el futuro se verá acompañado de la ampliación del Botánico sobre el resto de la parcela.

La entrada se encuentra en la calle Beato Gaspar Bono y está concebido como un «hortus conclusus», con una puerta de entrada que se abre puntualmente invitando a la entrada. El eje central del jardín son las esculturas de la mitología griega que lo salpican, piezas en bronce acompañadas de agua y jardines cerrados en el fondo por una secuencia intermitente de cipreses. El árbol de los frutos de oro, las esculturas de las ninfas y su metamorfosis en árboles, la escultura del héroe o el fantástico dragón convertido en serpiente son algunos de los iconos más visibles.

Pero ahí no termina la sorpresa de este pequeño parque, porque detrás de esa cortina de cipreses se esconde una colección de cítricos, de 50 variedades, que conecta la agricultura, la tierra y la mitología en un mismo conjunto. Este huerto sirve incluso para recuperar algunas de las especies que se perdieron en el cercano Jardín Botánico.

Hay cidro, limonero, mandarino, naranjo dulce, naranjo amargo o pomelo, cultivados de todas las formas posibles ideadas en la huerta valenciana. El naranjo era, de hecho, el elemento fundamental de los huertos en tiempos de Alfonso el Magnánimo, una ápoca en la que los jardineros de la ciudad eran muy apreciados.

Al tratarse de un jardín cerrado, existe un horario de visita que se amplía dos horas en la temporada de verano, la actual, para que pueda disfrutarse desde las diez de la mañana hasta las ocho de la tarde.

La lectura, la contemplación, la botánica o la mitología son buenos motivos para visitar este espacio, uno de los menos frecuentados y aprovechados de Valencia. Como servicios, sólo puede apuntarse una fuente de agua, pero hay lugar para sentarse y descansar con una vigilancia casi permanente de los jardineros que lo cuidan a diario.

También es fácil llegar hasta allí. Enclavado en pleno barrio del Botánico, forma parte del distrito de Extramurs y está conectado por transporte público con cualquier parte de la ciudad a través de las líneas 7 y 81 de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) o de la Línea 1 (estación Turia) del metro de Valencia.