El alcalde de Valencia, Joan Ribó, ha dado instrucciones al responsable de Urbanismo, Vicent Sarrià, para que se ponga en contacto con el Ministerio de Cultura al efecto de paralizar los trabajos de revisión de la Orden Ministerial que paralizaba el Plan del Cabanyal. «Sé que les vamos a dar una gran alegría», dijo Ribó en referencia a los quebraderos de cabeza que este asunto está dando al ministerio, pues su anterior titular, la socialista Ángeles González Sinde, emitió un dictamen, con un fuerte apoyo técnico, que paralizaba el plan y el anterior equipo de Gobierno del PP presionaba para que cambiara tal documento.

Esta comunicación al ministerio fue uno de los puntos que estuvo sobre la mesa de la primera Comisión de Urgencia para el Cabanyal, creada para reactivar el barrio con participación de todas las entidades vecinales, sociales, culturales y económicas del barrio. De hecho, uno de los puntos que aprobó fue la liquidación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del Cabanyal, cuyo elemento principal es la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar. Según explicó Vicent Sarrià, coordinador de la comisión, en el próximo pleno ya se dará ese paso e inmediatamente se abordará el futuro de las 500 viviendas y solares que hay en el barrio, que podrían ser rehabilitadas, alquiladas o vendidas.

También se dio el visto bueno a la creación de tres grupos de trabajo que, según Sarrià, abordarán los planes urbanísticos, la recuperación económica y la seguridad, que es el primero que va a empezar a trabajar.

Y es que según explicó Vicent Gallart, vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Cabanyal, la prioridad, más allá del plan urbanístico, es la seguridad ciudadana y la convivencia. «La pobreza y la suciedad crean sensación de inseguridad y eso es lo que hay que abordar, como la limpieza, los solares o las casas que se utilizan como chatarrerías. Eso es lo que le importa a los vecinos», dijo.

Juan Faus, presidente de la Asociación de Vendedores del Mercado del Cabanyal, dijo, por su parte, que el objetivo de todos los trabajos debe ser que vuelvan al barrio las 10.000 personas que se han marchado, pues eso es lo que ha acabado con el comercio.