La vuelta al colegio de decenas de miles de niños obliga a volver la mirada sobre las obligaciones educativas, la presión que generan en los pequeños y la necesidad de crear espacios de ocio, por parte de los colegios, para que el curso escolar, sobre todo en estas primeras semanas de trabajo, resulte más distendido y ameno.

La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño establece el derecho de los menores a participar en actividades culturales, artísticas y recreativas que, además, deben ser propiciadas por las administraciones públicas y, en este caso, por los propio centros escolares.

Son convenientes, recuerda Naciones Unidas, porque las actividades de ocio son una forma muy valiosa de aprendizaje y relaciones humanas y, sobre todo, porque palía las desigualdades sociales. En tiempos de crisis, las clases más desfavorecidas tienen dificultades para el acceso a determinados programas de esparcimiento y la intervención escolar es fundamental para equilibrar esas situaciones. También resulta altamente aconsejables para el caso de los niños con algún tipo de discapacidad.

Reciprocidad

Estas recomendaciones ya han sido recogidas por distintas instituciones valencianas y, lo que es más importante, ya han sido asumidas por los centros educativos, de manera que se ha generado una demanda de ocio que se ha visto correspondida con importantes ofertas de las entidades públicas y también de entidades privadas que ofertan todo tipo de actividades para los niños tanto en días lectivos como en días de descanso.

Por lo que se refiere a la demanda, se considera fundamental el asociacionismo educativo, capaz de articular programas comunes para todos los colegios de una ciudad o de una comunidad autónoma. Y es, así mismo, esencial la participación de las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos, que conocen las necesidades de cada centro educativo, manejan el censo escolar y pueden calibrar las necesidades de los escolares y la respuesta de las familias.

En cuanto a la oferta, los organismos públicos, que en los últimos años han asumido un papel destacado en este creciente campo del ocio educativo, tienen que dar la primera respuesta. De hecho, ya hay centros como el Observatorio del Cambio Climático que desarrolla un amplio programa cultural a lo largo de todo el año, o la Bioficina, que incluye programas de teatro y títeres a cubierto y al aire libre, concretamente en la Plaza de l´Almoina.

Empresas privadas

Por lo que se refiere a las entidades privadas, basta echar un vistazo a internet para comprobar el elevado número de empresas que se han especializado en el ocio escolar, ofreciendo excursiones de un día con precios muy asequibles para los colegios o las asociaciones de padres, o campamentos de tres o cuatro días en los que se alterna la educación con el entretenimiento y la aventura.

Rutas a pie, descensos en canoa, caballos, actividades de aventura, competiciones deportivas, juegos de equipo, talleres o simples actividades de convivencia forman parte de la gran oferta que hay en el mercado.

Entornos como Estivella o la Vall de Cofrentes son algunas de las zonas donde han proliferado este tipo de empresas y también en el entorno de la capital. L´Albufera y la huerta de Vera también son espacio para convivir con la naturaleza, el eje de todas las actividades y también de esta sección.

«Las actividades de ocio educativo ofrecen a los niños importantes oportunidades de desarrollo personal y social, por lo que se debe reconocer este derecho y fomentar su acceso en igualdad de condiciones», sentencia Naciones Unidas y comparten los especialistas de la materia.